esto no se cobra>

Motivos para el rescate> Por Cristina Maffiotte

Bailamos la yenka con el rescate. El gobierno no quiere pedirlo porque sabe que esa lluvia de millones vendrá acompañada del desembarco de cientos de funcionarios de la troika y de un adelanto de las elecciones. Se agarran a cualquier dato, por minúsculo que sea, para evitar solicitarlo. Cualquier cifra real o en proyección que pueda indicar la más leve de las recuperaciones les vale. Pero se están engañando a sí mismos. Lo sé yo, lo sabe usted, el cajero de Mercadona, los mercados y la Merkel. Estamos condenados al rescate no solo porque se acaban de presentar unos Presupuestos Generales del Estado que son un canto a un optimismo demencial; basados en unas previsiones de ingresos imposibles. Estamos destinados al rescate porque por perder, hemos perdido hasta el rumbo y vamos de un lado para otro, aprobando medidas hoy que suspendemos mañana, cambiando las reglas del juego en mitad del partido y dejando al trabajador, al empresario, al inversor, a todo dios, viviendo en la incertidumbre. Es lo que acaba de pasar con los Expedientes de Regulación de Empleo; que ayer permitían a los trabajadores recuperar parte del paro consumido y a partir de mañana (el uno de enero) no. Así, sin más. Lo que se presentó como una forma de evitar destrucción de empleo, se elimina sin dar más explicaciones. Y cómo eso, cientos, miles de pequeños bandazos en normativas, propuestas y decretos que hoy se ponen y luego se quitan; demostrando que es falso que haya una Hoja de Ruta, lo que hay es una servilleta grasienta en la que se apuntan ocurrencias.

Estamos a un paso del rescate porque somos un país en el que la gente sale a la calle a protestar y a gritar, pero no sale de su casa para ir a votar, y así nos va. Somos carne de rescate porque nos escandalizamos cuando Mariano Rajoy utiliza en su discurso a la mayoría silenciosa a su favor pero no nos importa que en las últimas cinco convocatorias electorales, políticos de todo signo hayan hecho lo mismo con la abstención. Vamos caminito al rescate porque en este país falta gente que se siente a pensar en resolver los problemas y no en lograr titulares; políticos que busquen soluciones y no réditos electorales.

Somos un país condenado al rescate porque tenemos políticos mediocres, banqueros sin escrúpulos y enchufados vividores por encima de nuestras posibilidades. Y, lamentablemente, ese superávit ni computa en el PIB ni se puede exportar. Que la Merkel, tonta no es y a ella no se los colamos.