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La protectora de animales está al límite y puede cerrar sus puertas

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La crisis hace que haya más abandonos y menos gente con capacidad. | DA

D. SANZ | Santa Cruz de La Palma

Al límite de su capacidad está llegando el equipo de la Protectora de Animales Bianpa-La Palma, al sentirse totalmente desbordados por tener que hacer frente a un número cada vez mayor de animales abandonados, especialmente de perros, y con muy escaso apoyo por parte de las instituciones públicas, que optan por lanzarse la pelota de un tejado a otro como única solución a esta grave problemática, según nos relatan personas muy afines a este colectivo sin ánimo de lucro.

La situación es crítica hasta el punto de que “algunos voluntarios nos sentimos impotentes, desanimados y con ganas de tirar la toalla”, según narran personas que han puesto mucho de su parte en esta labor y aseguran que “el cuerpo ya no aguanta, pero mucho menos todavía la mente”. Entienden que, de mantenerse la situación así, “sin que los ayuntamientos colaboren, la protectora Bianpa-La Palma podría llegar a cerrar sus puertas y ocuparse sólo de los casos más urgentes”.

El esfuerzo municipal es imprescindible para hacer frente a esta problemática, al tener asignadas las funciones del cuidado de los animales abandonados, así como el registro de aquellos que son domésticos. Conscientes de las dificultades económicas, sugieren que colaboren en la recogida de los animales abandonados en los respectivos municipios, creando al menos una pequeña infraestructura que permitiera su acogida temporal en una condiciones dignas. 

Consideran vital que los ayuntamientos obliguen a la colocación de microchips a los perros para su identificación y realicen alguna campaña de esterilización. Con todo, destacaron ayuntamientos que están colaborando, como el de El Paso, al igual que Mazo y Breña Baja. 

Como muestra de esta situación que desborda toda la capacidad de esta protectora señalan que acaban de encontrar siete cachorros en Santa Cruz de La Palma y otros seis en Los Llanos de Aridane. Las dificultades económicas reducen cada vez más las familias adoptantes y, por desgracia, también se incrementan los abandonos.