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Ruina – Por Miguel L. Tejera Jordán

Los líderes de todos los partidos políticos de este país, casi sin excepción, se han arrojado al cuello del magistrado de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, como saltapericos, por haber puesto en libertad sin cargos a los manifestantes que rodearon el Congreso, en Madrid. La unanimidad del rechazo de los políticos a la resolución judicial me demuestra lo acertado de la misma y la impudicia de los mangantes que nos gobiernan. Y que han llevado a los españoles a la ruina. Pedraz, al contrario que su tocayo el apóstol, no cierra España, sino que la abre, les abre los ojos a los ciudadanos, para decirnos que el derecho de manifestación es sagrado, por constitucional; que nadie puede ir en su contra y que, quienes se acercaron hasta el palacio de la Carrera de San Jerónimo no tenían ánimo de asaltar el hemiciclo, como lo hizo Tejero, sino que lo que querían -y tienen perfecto derecho- fue denunciar la probada decadencia de la clase política española. De toda ella. De todo el arco parlamentario. Algo que ha quedado constatado por las encuestas del institucional CIS y de las encargadas por los principales periódicos españoles. Pedraz les ha metido el dedo en la llaga a quienes están arruinando España. No me extraña que el PP le haya calificado de “pijo ácrata”; que el PSOE le ataque desde la oposición, que UPyD le sacuda, que también lo hagan los nacionalistas catalanes, gallegos y hasta vascos. Tanta unanimidad en la descalificación del magistrado me confirma la sospecha: el juez les ha dado dónde más les duele: en el bolsillo que todos los partidos han inflado con los dineros del pueblo… Las encuestas del CIS y de los principales medios de comunicación resultan demoledoras: si las elecciones fueran mañana, el PP se hundiría muy por debajo de la mayoría absoluta. Pero no a favor del PSOE, que se descalabra irremisiblemente. Y es que socialistas y populares, al darle la espalda al pueblo, como se la han dado, olvidan la verdad del pueblo: que han sido socialistas y populares quienes han arruinado y siguen arruinando a España. Zapatero nos metió en el sumidero. Y de nada vale que Rubalcaba y la impresentable de Elena Valenciano se laven las manos, como Pilatos. Los dos van de cráneo y proa al marisco. Como van Mariano Rajoy, alias “el sastre”, y la pléyade de miembros del Opus que le acompañan en el gobierno y que se inclinan ante sus ñames. Y luego están los líderes sindicales. Caquita pura. De perritos falderos y serviles… Ahí están el oso panda barbudo de Cándido Méndez y el hurón ratonero de Fernández Toxo, dando la cara…, ahora. A destiempo. Llevan años compartiendo mesa y mantel con los poderosos (la factura del almuerzo la pagan los empresarios poderosos). Y ahora quieren presidir todas las manifestaciones. Dos cogotazos es lo que se merecen (en sentido puramente figurado, sin concesiones a la violencia), por pillastres y marrulleros y por sus bufonadas ante la corte de la CEOE a la que sus estómagos están entregados. Un servidor irá a todas las manifestaciones contra los ajustes. Pero no detrás de los jefecillos de UGT y CC.OO. No iré tras ellos. Por pudor. Por seriedad. Por higiene ética. Que se sepa de una vez por todas: la ruina de España tiene que ver con las corruptelas del bipartidismo. Con los reinos de taifas de las 17 manirrotas comunidades autónomas, sus parlamentos, sus gobiernos, sus alcaldes y concejales. Está relacionada con la mamonería nacional como ejercicio de ladronicia de las billeteras del pueblo. La ruina nacional es el punto final de una larga recta de despropósitos. La recta democrática trazada en la transición se ha combado en numerosas curvas. La corrupción -y no Ángela Merkel- nos ha llevado al precipicio. El iceberg de la descomposición sólo asoma la punta. Bajo el agua, hay muchísimo por aflorar a la luz del sol…, que ha calentado a malhechores metidos en política.