Va por el Aire - Benito Cabrera

Sabinosa y San Simón – Benito Cabrera

Las fiestas canarias, en general, fueron absorbidas por las administraciones en un afán organizador que sirvió, en muchos casos, para que perdieran su carácter participativo. Algunos escasos ejemplos se libran de ese dirigismo institucional y pueden servir como referencia para recuperar el pulso natural del complejo festivo. Uno de ellos es la tradicional Fiesta de San Simón, que celebra cada último sábado de octubre el pueblo de Sabinosa.

Como si de un paseo al pasado se tratara, el disfrute del baile de cuerdas del casino es un eco de los antiguos bailes de candil de nuestros abuelos. Junto a la Berlina o la Mazurca herreñas, en el repertorio conviven los géneros canarios con rancheras y pasodobles.
Después del baile, una gran parranda entona el canto de La Meda para recorrer todo el pueblo, improvisando coplas a cada vecino, que abre las puertas de su casa para brindar con una copita de vino de pata. La comitiva porta unas varas de metal, en las que se ensartan morenas secas (el surrasco) ofrecidas por los anfitriones de cada vivienda. Al amanecer, serán plato principal del desayuno de los noctámbulos parranderos.

La procesión del santo, acompañada con los pitos, tambores, ajijides y bailarines, se complementa con las cabañuelas: proceso de predicción del devenir del clima. Determinadas señales, como los dibujos de las corrientes en el mar, la disposición de las nubes, el comportamiento de los animales, etc., sirven para establecer cuál será el tiempo al que tendrán que someterse los herreños los próximos meses. Para terminar, el almuerzo colectivo a base de carne de carnero, vendrá a ser el lugar de encuentro de gaveteros (gentilicio de los oriundos de Sabinosa), forasteros y amigos, a una fiesta a la que, como ellos dicen, “todo el mundo está invitado pero no se invita a nadie”.