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Los trapos sucios – Por Mario Santana

Dice el artículo 67 del Código Civil (CC) que “los cónyuges deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en interés de la familia”. Y cuánta razón tenía el de La Mancha: “amigo Sancho, leyes pocas y que se cumplan”. Porque leyes tenemos. Vaya si tenemos: para todos los gustos, situaciones y pelajes.

Pero muchas no se cumplen. No salgo de mi asombro de lo que veo en televisión. Un marido despotrica de su señora esposa, y la otra cuenta las intimidades del marido. A veces del que lo fue. Y todos cobrando y muchos haciéndonos cruces y con cara de idiotas. Porque digo yo: ¿qué entenderá esta gente por respetarse?

Aunque muchos no lo crean, los cónyuges deben respetar el derecho al honor y a la intimidad del consorte. El vínculo matrimonial, o la existencia de pareja, no elimina el derecho a tener un ámbito propio y reservado. Y por muy casados que estemos tenemos derecho a la privacidad de la correspondencia, de las comunicaciones telefónicas o electrónicas.

Los sentimientos o motivaciones que sustentan la pareja no suponen patente de corso para vulnerar el derecho a la intimidad o a la propia imagen de la pareja. Y mucho menos para airear en un programa televisivo sonrojantes aspectos de la vida íntima de la pareja. Lo que veo en la tele los viernes por la noche patea groseramente el artículo 67 del CC. Y aparentemente de forma impune. Y no debería ser así.

Ya en 1977, el Alto Tribunal italiano condenó a una mujer por airear la enfermedad venérea de su marido. Y en 2004 la Audiencia Provincial de Gerona conoció de un caso contra el autor de un libro en el que revelaba aspectos íntimos de la vida familiar con su exmujer. Vamos, una minucia comparado con los actuales contenidos televisivos. La Ley 1/1982, sobre protección civil de derechos al honor, intimidad personal y propia imagen, posibilita en su artículo 9 que el perjudicado pida una indemnización por los daños y perjuicios causados.

Pero también establece que el perjudicado reclame lo que pagaron al bocazas. Y ahí le duele. Porque se va a la tele a largar porque pagan, no nos engañemos. Pero si se lo lleva el deshonrado, seguro que se largaba menos.

Mario Santana es LETRADO
abogado@mariosantana.es