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La universidad tranquila

Seminario Diocesano de La Laguna
Uno de los profesores del Seminario Diocesano de La Laguna, durante una clase. / FRAN PALLERO

J. F. JURADO | La Laguna

Cuenta que la idea siempre le rondó la cabeza, pero que no fue hasta que terminó la carrera de Económicas cuando se decidió a dar el paso. Hoy, cinco años después, David Rodríguez, palmero de 25 años, está a un paso de satisfacer esa aspiración eclesiástica. Es uno de los treintena de alumnos que se forman en el Seminario Diocesano, en el barrio lagunero de La Verdellada, para alcanzar la condición de sacerdote. Se trata de una promoción superior a la de otros ejercicios, que se completa con los otros 35 escolares a los que en estos momentos da cobertura el Seminario Menor y las setenta personas, de distintas las edades y los más variados perfiles profesionales, que asisten a las clases de la diplomatura de Ciencias Religiosas. Con esta titulación se puede obtener la idoneidad para la Enseñanza Religiosa en Secundaria y Bachillerato.

El Instituto de Superior de Teología de las Islas Canarias (Istic) es habitualmente un remanso de paz, un campus con un ambiente de lo más espiritual, de largos pasillos y luz tenue. Los alumnos del Seminario lagunero estudian y viven aquí, por lo que su día a día gira, casi exclusivamente, en torno a la formación y la preparación para lo que será luego su dedicación pastoral.

Con el apoyo de la Facultad de Teología de Burgos y el visto bueno de la Conferencia Episcopal Española, la Sagrada Congregación para la Educación Católica aprobó los estatutos y la puesta en marcha del ISTIC, dando la posibilidad a los interesados de obtener el bachillerato en Teología (Licenciatura en Estudios Eclesiásticos) y la licenciatura en Teología, en la especialidad de Teología Dogmática. Fue en el curso 2004-2005 cuando comenzó la labor docente en los dos ciclos del Istic, tanto en su sede de Tenerife como en la de Gran Canaria.

Seminario Diocesano de La Laguna
Un momento de la clase. / FRAN PALLERO

El pasado día 1, lunes, los obispos de las Diócesis de Canarias y San Cristóbal de La Laguna, Francisco Cases y don Bernardo Álvarez, respectivamente, inauguraron el actual curso académico 2012-13. Familia, profesores y amigos del Seminario llenaron la asamblea.

El profesor Santiago del Cura, catedrático de Teología Sistemática de la Facultad del Norte de España, con sede de Burgos, fue el encargado de la lección inaugural, que llevó por título Redescubrir el gozo de la fe: reflexiones para tiempos de precariedad creyente.

Del Cura destacó en su intervención “la necesidad de entrar en un momento de reflexión sobre todo en estos tiempos de precariedad en los que vive el creyente”.

A continuación, el director del ISTIC, sede de la isla de Tenerife, Juan Pedro Rivero, ofreció unas palabras sobre la labor desarrollada por Lucio González Gorrín, quien, de sus 45 años de sacerdocio, la gran mayoría los dedicó a la docencia en el Seminario Diocesano y en el ISTIC, lo que ha llevado a este centro a reconocerle con su máxima distinción, la Medalla de Oro.