El pasado 8 de noviembre hubo un importante cacerolazo en Buenos Aires, con réplicas desvaídas en el resto del país. Es el efecto Clarín, el “gran diario argentino”, como dice su eslogan. Tiene razón en autodenominarse “gran” porque es un monopolio que detenta el 70% de los medios del país.
Además del diario, su buque insignia, suyos son los principales diarios de provincia, canales de televisión de aire y cable, emisoras de radio locales y nacionales, intereses en corporaciones y tiene una poderosa arma que se llama Papel Prensa, con que la que ha sometido o anulado a su competencia por ser la única fábrica de este insumo.
Le fue otorgada por la dictadura militar de Videla mediante una operación que le costó la vida a su propietario y torturas a su esposa y herederos que firmaron su traspaso en un centro clandestino.
Su poder hasta los Kirchner fue absoluto. Se jactaba de voltear a un presidente con cuatro o cinco tapas.
Lo hizo por ejemplo con Alfonsín. Menem contó públicamente que el director lo estaba instruyendo sobre algún asunto y que en algún momento él lo interrumpió para decirle, “usted lo que quiere es mi cargo”.
La respuesta fue simple: “Cargo de segunda, presidente”. Ahora Clarín enfrenta una Ley de Medios que lo obliga a desinvertir, lo que significa perder su monopolio. Y esto lo tiene enrabietado. Ha cargado las tintas sin asco de nada.
Cada día impone un escándalo sin sustento, una amenaza de catástrofe económica, una frase fuera de contexto y así un largo etcétera conspirativo y destituyente. Hasta crear un estado de odio y también de opinión.
Y esta es la gente que ha salido a golpear cacerolas con sus anillos de diamante. A diferencia de las vacías del 2002, se protesta por el dólar, por robarles dinero dando vivienda a esos negros grasos, con la asignación universal por hijo y pensionando a vejetes que nunca cotizaron. Muerte a Cristina en sus consignas.
Un spot para tan espontánea manifestación lo dice todo. Un hombre habla a la cámara: “No es que falten 30.000 (desaparecidos) sino que faltaron 30.000”.