El Tenerife 12/13 tiene un estilo reconocible. Se ampara en su solidez defensiva y trata de minimizar riesgos, pero quiere llegar a la portería rival a través del balón y con la capacidad de desequilibrio que le dan sus tres mediapuntas: Chechu o Suso, Luismi Loro y Cristo Martín.
EL ANTÍDOTO. El Tenerife 12/13 sabe a lo que quiere jugar y eso ya supone un avance respecto a la temporada pasada. Podrá tener más o menos éxito, pero al menos tiene un plan trazado y un camino por el que avanzar. Eso sí, los rivales también saben cómo quiere jugar el equipo blanquiazul. Y como sus técnicos no son tontos, aunque dirijan en Segunda División B, han fabricado un antídoto: un 4-1-4-1 que puebla el mediocampo, dificulta una salida limpia del balón, tapona las incursiones de los dos interiores blanquiazules y bloquea a Luismi Loro con un trivote (o triángulo de presión alta, que diría Mourinho) que incomoda la recepción y cierra líneas de pase.
LA MEMORIA. A partir de ahora, el Tenerife 12/13 se va a encontrar frecuentemente con partidos trabados, de esos en los que hay mucha disputa y pocos espacios. Un problema al que se puede enfrentar cambiando su estilo o corrigiendo y perfeccionando su apuesta (pero sin cambiar el concepto). Las dos opciones son válidas y ambas pueden llevar al triunfo. Eso sí, prefiero a los equipos de fútbol reconocibles, con una idea definida y una personalidad que roza lo innegociable. Al final, los libros y la historia, es cierto, reserva un hueco sólo para los ganadores, pero la memoria siempre guardará un espacio para la emoción, para el buen gusto, para los valientes…