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Otra forma de hacer política – Leopoldo Fernández

El pleno del Parlamento de Canarias está, hoy, ante una de las mejores oportunidades de su corta vida democrática para ofrecer a la ciudadanía un ejemplo de realismo y altura política y unos nuevos modos de entender la cosa pública y las necesidades de las Islas.

Sus señorías deberían evitar la demagogia y la descalificación del adversario y apostar todos, desde el Gobierno y desde la oposición, por la defensa cerrada de los intereses generales de Canarias, único mandato popular que resulta obligado atender. Y pueden hacerlo sin necesidad de acudir a deleznables y viejas fórmulas electoralistas, ni presentar al Gobierno central como un canalla o un desalmado que no quiere a las Islas, ni considerar al Ejecutivo autonómico como un modelo confrontador digno de imitación.

Bastaría con reclamar desde la tribuna pública lo que es justo, o lo que en circunstancias excepcionalmente negativas, como las actuales, puede contribuir mejor a solventar los problemas del Archipiélago. No se trata de ningún despropósito, ni de una aspiración enloquecida. Tampoco lo sería la realización de un mínimo examen de conciencia sobre el Gabinete de CC y PSOE y su manifiesta incapacidad para abordar los problemas de calado que afectan a nuestra convivencia.

Menos aún podría hablarse de inoportunidad si se trata de efectuar un repaso a las insufribles declaraciones del ministro Soria, que una semana sí y otra también viene a Canarias a descalificar al Ejecutivo autonómico en vez de hablar como ministro de España y trabajar por su propia tierra codo a codo con ese Gobierno al que tanto, y a veces tan injustamente, censura.

Si todo lo que vamos a escuchar hoy en Teobaldo Power es, repito, una retahíla de críticas ácidas y la mera atribución de responsabilidades a terceros, en lugar de realizar propuestas sensatas y viables para enderezar el rumbo de nuestra arquitectura institucional y económica y enfrentar el futuro con mayores garantías de éxito, mejor suspender el pleno y que los diputados dediquen la jornada a sestear. Nada, por tanto, de agarrarse a dogmas caducos o a propuestas imposibles.

Desde la responsabilidad, la prudencia, la sensatez y la persuasión, buscando puntos de encuentro y sin hacer ruido ni politiquería, hoy debería salir del Parlamento de Canarias una declaración institucional unánime en favor del futuro de esta tierra y un toque de atención a los descuidos con las Islas, por decirlo benévolamente, del Gobierno de Rajoy, al que también sería bueno que se sumaran los diputados del Partido Popular. No sería ningún desdoro y hasta sus votantes se lo agradecerían.