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Silvestre de Balboa>Por Othoniel Rodríguez

El canario Silvestre de Balboa Troya y Quesada (Gran Canaria, 1563-Camagüey, 1647) ocupa un lugar cimero en la historia de la cultura de Cuba, pues para muchos intelectuales e investigadores marcó el origen de la literatura cubana. Su poema épico Espejo de paciencia está calificado como un suceso histórico narrado con eficaz imaginación, que relata un hecho real utilizando la alegoría del verso, instinto y razón donde los estudiosos coinciden con el comienzo del pensamiento cubano.

Silvestre de Balboa, nacido en Gran Canaria, se estableció como escribano en la villa de Puerto Príncipe (Camagüey). Según cuenta la historia, llegó a convivir con la bellísima hija de un cacique taíno. De ser cierto este dato, sus propias vivencias personales vendrían a reforzar su particular intención en su obra poética, pues refleja constantemente el mestizaje cultural de lo cubano, incorporando en el relato histórico imágenes fantásticas, que dan un interesante toque místico a la obra.

Su Espejo (1608), según carta enviada por el autor al obispo de Cuba Fray Juan de las Cabezas y Altamirano, se mantuvo oculto por varios años y sobrevivió al fuego. La primera edición no se publicó hasta 1927.

Este poema épico mezcla un mundo entre aborígenes, españoles, criollos, africanos, franceses, portugueses e italianos; el secuestro del obispo Fray Juan de las Cabezas, hasta la final liberación por el intrépido y valiente esclavo Salvador Golomón, quien por su fe religiosa y lealtad al obispo se convirtió en un héroe de toda la comarca, pasando a la inmortalidad en la leyenda del victorioso rescate del mandatario de Dios.

Sobre la hazaña poética de Balboa y su Espejo, Cintio Vitier observa: “Está penetrado de una luz matinal de playa y de un aroma de frutas cubanas”. Justamente quiso el destino que no fuese otra obra sino un poema de luz de aurora, la raíz visible del árbol de la literatura cubana.

Fernando Ortiz y Alejo Carpentier coincidieron en encontrar bajo el discurso poético del canario Balboa los elementos primarios que les indicaron el trayecto de la “transculturación” y las diferentes maneras de manifestarse “lo real maravilloso”.