VICENTE PÉREZ Santa Cruz de Tenerife
Fue apetecido para un aparcamiento subterráneo pero su protección como monumento y, sobre todo, la tesón de algunos propietarios de tumbas, ha salvado de la ruina total el cementerio histórico de Santa Cruz, el de San Rafael y San Roque, abandonado por el Ayuntamiento durante muchos años pese a que en él reposan los restos de 40.000 santacruceros, desde los más ilustres a los más humildes.
Por eso, coincidiendo con el 200 aniversario del inicio de su construcción, la concejal de Patrimonio Histórico, la socialista Clara Segura, ha anunciado con satisfacción que “este mes, el Consejo Rector de Urbanismo aprobará cómo integrar la ciudad en el cementerio, para poder así sacar adelante su plan director”, bloqueado desde hace una década porque el proyecto que ganó el concurso de ideas convocado por el Cabildo planteaba demoler el muro lateral para dejarlo como un parque, y el Consistorio no compartía la idea. “Se optará por una solución intermedia”, remarca Segura, quien confía en que, para 2013, “haya una partida presupuestaria al menos para empezar a restaurar los jardines y los pasillos que están hundidos”.
La edil enfatiza que este camposanto posee “un valor incalculable para Santa Cruz, y el PSOE siempre ha defendido ponerlo en valor”. Como muestra de este compromiso municipal, recuerda, además, que este lunes, a las 12.00 horas, el alcalde, José Manuel Bermúdez, descubrirá una placa conmemorativa del segundo centenario de la creación del cementerio, un acto en el que también intervendrá el cronista oficial de la ciudad, Luis Cola, y la Banda de Música Municipal.
Fue un 5 de noviembre de 1810 cuando José del Sacramento Guezala y Bignoni, apoderado del entonces alcalde regente, Domingo Madan, junto a otras personalidades de la época, instituyeron los límites y trazado de este recinto, que hoy está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y que se cerró a finales de la década de los años 30 del siglo XX tras la construcción del de Santa Lastenia.
El camino hacia la restauración de este valioso rincón ha sido un auténtico suplicio. Hace unos años, cuando este diario accedió por primera vez a su interior, con uno de los propietarios de tumbas, Isauro Abreu -uno de los principales defensores de este monumento- ni siquiera se limpiaba la maleza ni había medidas de seguridad alguna, y sus tumbas eran profanadas para esconder droga los camellos; para rituales de magia negra, o por simple gamberrismo, al tiempo que se expoliaban sus objetos de valor y obras de arte para el tráfico de antigüedades.
Su esposa, Teresita Laborda, preside la recién creada Asociación Parque Funerario Cementerio de San Rafael y San Roque. Gracias a personas como ellos, el cementerio vuelve a la vida.
[apunte]Huesos humanos a la vista. El estado de abandono en que ha permanecido el cementerio de San Rafael y San Roque salta a la vista, aunque al menos ahora está limpio, pintado y se han arreglado el techo de la capilla y la entrada. El jueves, Día de Todos los Santos, una arqueóloga mostró a este diario la proliferación de restos humanos a la vista en todo el camposanto. Sirvan de ejemplo estas dos fotos. En la de la derecha se observa un hueso junto a una botella de agua en una tumba abierta, y, en la de la izquierda, el dedo señala un diente humano tirado en la tierra. La experta, que prefirió guardar el anonimato, se mostró escandalizada por la falta de respeto que esto supone para los difuntos y espera que con la restauración prevista se tengan en cuenta estos restos.| DA[/apunte]