Un año nuevo. Todito por estrenar y mucho mejor que el anterior que vino con anuncio de Apocalipsis. Éste, a diferencia del 2012, viene incluso con rima, chunga, pero rima al fin y al cabo. Dicen que éste será el último año de la crisis y sin embargo, a mi este 2013 me gustaría que, además de brotes verdes o, ya puestos, un prado completo, trajera un par de cosas añadidas.
Me gustaría, por ejemplo, que en algún momento de sus doce meses la CEOE emitiera un comunicado firmado por su actual directiva. Un comunicado sencillo en el que pidieran disculpas por el comportamiento de su anterior presidente. Unas pocas líneas, no pido mucho, en el que dejen claro que se avergüenzan de haber tenido a ese personaje como líder. Solo eso; un escueto comunicado que ponga de manifiesto que no son cómplices y que, como el resto de la sociedad, sienten arcadas ante este tipo de sinvergüenzas. En definitiva, una nota de prensa que me quite de encima la sensación de que su silencio lo que esconde es complicidad e, incluso simpatía y que el único sentimiento negativo que les produce es lástima porque a él si lo han pillado.
Otra cosa buena que me gustaría que me trajera este 2013 es un bofetón en toda la boca de esos políticos que viven de espaldas a la realidad de los ciudadanos a los que, se supone, están sirviendo. Que vivan en sus carnes las miserias y angustias que vivimos el común de los mortales mientras ellos se preocupan únicamente del titular del día siguiente. Que aprendan que el móvil, el chofer y el coche oficial no son prebendas sino herramientas de trabajo y, como tales, las usen. Y que, cuando llegue diciembre, les de vergüenza volver a convocar una rueda de prensa para echarse flores a ellos mismos, o subirse a una tribuna sin prepararse los temas, o volver a preocuparse más en buscar el aplauso de sus propios compañeros que solucionar problemas. En definitiva, que nunca más, jamás, volvamos a oír a un cargo público quejarse por ir en clase turista porque eso denigra a la institución que representa y, si alguno lo hace, que le caigan encima todos sus compañeros de filas, la oposición, sus amigos, familiares cercanos y hasta las primas segundas hasta que dimita y muerto de vergüenza se vea obligado a huir del país.
Me gustaría que en el 2013 fuera el año en el que se vuelvan a hacer preguntas en las ruedas de prensa. Que cada estupidez y mentira que se suelta desde un atril rebotara contra una mano alzada que reclama una aclaración o una respuesta. Y lo que verdaderamente me encantaría es que esas preguntas se pudieran hacer no solo porque los políticos las permiten (que manda narices que se nos haya prohibido hasta las preguntas y que lo hayamos permitido) sino, también, porque las redacciones vuelven a llenarse de profesionales que se lanzan a las calles, a las ruedas de prensa, a las instituciones, a los barrios en busca de noticias y verdades que contar.
Vamos que me encantaría que en 2013 empezara a escuchar disculpas sinceras de quienes han jugado a ganar en esta crisis; comprobar como todos, absolutamente todos y no solo los curritos de a pie, hemos aprendido las lecciones de esta crisis y que, cuando compre un periódico o sintonice un informativo sentir que lo que escucho son noticias; no dictados del poder. Resumiendo, al 2013 le pido que los burros vuelen ¿Pesimista, yo? No, para nada. Si acaso, realista.