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El antipapa – Por María Vacas Sentís

En una noche insomne dedicada a la sedación televisiva tuve la ocasión de ver una película sobre la vida del papa Juan XXIII, el Papa Bueno. No sé si Angelo Roncalli fue bueno o malo -probablemente todos somos ambas cosas al tiempo-, pero su proceder fue el de una persona humilde, justa, coherente y ejemplar. Elegido por los cardenales durante la Guerra Fría, desde su nombramiento ejerció de forma diferente el Papado, acercándose al pueblo, visitando las parroquias de su diócesis, esquivando intrigas palaciegas. Pero sin duda una de sus medidas estrella consistió en reducir sueldos y prebendas de los cardenales de la Curia, al mismo tiempo que dignificaba las condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano, incrementando sus salarios y concediéndoles derechos de los que hasta entonces no disfrutaban. Fue acusado por ello de socialista. En Canarias tenemos su envés. El lado más intrigante y oscuro en el espejo de la no ejemplaridad. Nuestra curia con sus privilegios y su singular y ultra-periférica desvergüenza política, y nuestro propio anti-papa. Alguien que elige recortar un 20% los sueldos de los tres mil empleados públicos a su juicio más vulnerables, y no se le pasa por la cabeza reducir en un solo euro los salarios de consejeros y altos cargos entre los que él mismo -¡oh providencia!- se encuentra. Alguien que dispara, francotirador especializado en el dolor ajeno, a un colectivo de tres mil trabajadores sobre un total de sesenta mil, pese a haber sido advertido de su flagrante ilegalidad y de sus inevitables consecuencias judiciales. Alguien que amenaza subliminalmente con los despidos que permite ahora una reforma laboral contra la que seguramente se habrá manifestado tras una pancarta roja. Y que unifica en la desgracia a funcionarios interinos, laborales temporales e indefinidos basándose únicamente en su no fijeza, obviando -eso sí- que mucho menos fijos en plantilla lo son políticos y eventuales, aves de paso -aunque algunas de perenne anidamiento en el jardín de lo público-, que no ven sus bolsillos nadita afectados. Un presunto socialista que será recordado como consejero de Injusticia y Desigualdad: el señor Spínola. Y sus cómplices del Gobierno y del Parlamento.

mvacsen@hotmail.com