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El belén de los aparcacoches

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Abraham, Manuel y Germán, aparcacoches de Ofra, construyendo su belén en un solar del barrio utilizado como aparcamientos, junto a la avenida de Los Príncipes. | FRAN PALLERO

VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife

La vida ha sido dura con ellos. Pero no pierden la sonrisa. Intentan sobrevivir como aparcacoches en un solar público de Ofra que, pese a estar abandonado y lleno de escombros, se ha convertido en aparcamiento para los usuarios del Hospital de la Candelaria. Se trata de Manuel, Abraham, Germán y Pablo, un grupo de parados santacruceros que, entre cerveza y cerveza, entre cigarro y cigarro, han construido un belén de grandes dimensiones en un descampado junto a la céntrica avenida de Los Príncipes.

Reconocen que su oficio de aparcacoches no está bien visto por algunos ciudadanos y por la policía, pero insisten en que no hacen daño a nadie, al revés: vigilan que no haya robos en los aparcamientos y no piden nada a los conductores, solo la voluntad para poder llevarse algo de comer (y de beber) a la boca.

En este solar municipal han levantado una especie de choza donde se refugian del sol, del frío y de la lluvia, que este otoño ha sido mucha, y fue allí donde hace unas semanas se les ocurrió la idea de un belén.

“El arquitecto de todo esto es Pablo, que entrena un equipo de alevines en Valleseco, pero todos somos los ejecutores del proyecto”, afirma Abraham Mustafá. Él ha trabajado “de todo: en construcción, en hostelería, en cocina”, pero está desempleado desde hace cinco años. Con expresión muy desenvuelta, este vecino de Ofra se siente orgulloso del belén que han elaborado con lo que tenían a mano: piedras, barro y arena del propio solar, unos sacos de papas viejos, “y las figuras donadas por el cura don Antonio”, el párroco de Las Retamas, a quien aprecian. Ahora quieren ponerle a su creación unas lucecitas navideñas que les prestará un vecino.

“Aquí todos estamos en paro, el que menos tiene 35 años y el que más 57, y todos chicharreros”, explica Mustafá, envestido del chaleco reflectante con que suele caminar por el destartalado aparcamiento, ahora verde de hierba por la lluvia que disimula los escombros. Allí han sembrado incluso tomates, bubangos y otras hortalizas, al modo de agricultura urbana. Con entusiasmado afán van terminando su belén, que han diseñado con espíritu libre: estanques con puentes, iglesia, cementerio, jardines con árboles, pastores… Y aunque el papa ha dicho que en el original no había mula ni buey, a ellos poco les importa el rigor histórico. Porque ese es su particular portal, el de los aparcacoches de Ofra, que también tienen espíritu navideño. Su ilusión ahora: que los vecinos vayan a ver su esmerada obra de arte.

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Manuel tiene 54 años y lleva siete sin trabajo. | F. P.

[apunte]“Llevo siete años en paro pero hay que mantener la alegría”
Manuel tiene 54 años y lleva siete sin trabajo. Su vida es larga de contar, con algunos momentos dulces, muchos sinsabores e incluso algún “error” que le llevó a la sombra, pero no pierde el buen humor. Como marinero, se enroló en barcos mercantes por Europa y América; también trabajó en la construcción y fue maquinista. Ahora se gana unas monedas como aparcacoches y pasa el rato con los otros compañeros de aparcamiento. Entre ellos, confiesa, reina “el compañerismo y la solidaridad”. Lee a menudo DIARIO DE AVISOS, “porque el saber no ocupa lugar”, dice, mientras coloca, con delicadeza, un ángel en el belén. [/apunte]