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Benito, en la hora cero / 1 – Por Álvaro Díaz

Estaba pletórico. Había pasado un mal trago, otro de los muchos que ha tenido en su ya dilatada etapa de dirigente el realejero curtido en mil batallas. Tras muchos años al frente de la Daute-Realejos, escudería con la que logró la consolidación del Rally Norte, emblemática prueba que, sin lugar a dudas, es la que más afición arrastra en Tenerife, Benito Rodríguez decidió dar un paso más. Tenía suficiente experiencia como organizador, pues por algo había logrado la confianza y fidelidad de un gran patrocinador -el concesionario Opel en la zona Norte, primero bajo la batuta del siempre recordado empresario, Juan Socastro, con Palma Canaria, y luego con la familia Cabrera Medina con Orvecame- que le extendieron un cheque en blanco de colaboración eterna, además de la unión de la totalidad de los Ayuntamientos de la zona Norte de la isla chicharrera que, todos a una, le plasmaron con un amigos para siempre su cariño y con la ya histórica frase de “¡cuenta con nosotros, Benito!” cuando el inquieto e insistente presidente tocaba las puertas de las diferentes dependencias municipales, conscientes los políticos de que el Rally Norte era algo más que un carrera de coches, pues con el paso del tiempo la prueba se convirtió en todo un acontecimiento social y hasta me atrevería a decir que en un sentimiento….Y ahí estaba él, sacando pecho y orgulloso con sus aciertos y errores, de su trabajo. La vacante que dejó Félix Cuesta le catapultó, con el empuje del resto de compañeros de escuderías, al sillón presidencial de la Federación (Tenerife, La Gomera y El Hierro). Todos conocían su virtudes y defectos y, hasta la moción de censura, el apoyo fue total. El ordeno y mando de Rodríguez poco importaba, aunque puestos a matizar más bien se pasaba por alto, fundamentalmente porque en el aspecto deportivo capeaba el temporal de la crisis, logrando navegar en aguas turbulentas a base de sacar las pruebas adelante, incluso metiendo a Tenerife dentro del Campeonato de España (por partida doble en la especialidad de Montaña), aunque teniendo que reinventarse en el karting y con el lunar de los slaloms, en los que no conecta con los pilotos y organizadores. La realidad es la que es y ya no hubo dinero para todos. El reparto no fue -o no pudo- ser equitativo y la unión se rompió. No sólo ahora no hay euros, sino que las deudas agobian y se percibe descontrol, pero eso, con su permiso, se los cuento mañana.