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Desabrimiento y dos piedras – Ramiro Cuende Tascón

Confieso públicamente estar harto de tanta desazón, de tanta dejadez, de la tristeza que todo lo envuelve, por razones obvias, del moliloquio colectivo que compartimos día tras día, un padecimiento que todo lo desanima. O cambiamos, o nos caemos del guindo, pero no solo por la economía; nos venimos abajo, entre otras cosas, por haber muerto de gusto, de democracia, de modernidad, de flojera e incapacidad para adaptar la administración, nuestras instituciones, y la vida a un mundo en continua transformación. Nos quedamos viéndolas venir, y llegaron de acuesta guisa.

Para Susan George, la socióloga que acuñó el fenómeno del austericidio, los españoles se han convertido en ratas de laboratorio: con el fin de saber cuánto castigo toleran sin rebelarse, la verdad es que suena de pena. Esta mujer piensa que la democracia está en juego y todo lo que hemos hecho desde el siglo XVIII. Todo aquello que los europeos hemos hecho desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y lo que España ha conseguido desde el final del franquismo. ¡Menuda broma lo que nos jugamos!

Abro el periódico y ¿con quién me encuentro todos los días? No era quien usted pensaba. Me refería al profesor Khalilou, profesor africano experto en resolver todo tipo de problemas por difíciles que sean. ¡Toma del frasco, Carrasco! Sigo leyendo, pasando las páginas, y me encuentro con un interim manager, un señor capaz de disertar sobre métodos infalibles para encontrar trabajo, o de aconsejar a los empresarios de que, si su empresa va mal, que no espere, que busque trabajo ya, ¡toma otro tanto! La verdad es que me siento rodeado de judinis y aburridinis. Para despejar tanto desabrimiento vamos a tener que asumir que la realidad es otra, eso sí, no la de los neocons de nueva generación.

En otros lugares lo importante es la gente y sus asociaciones, sus mundos, sus cosas, sus éxitos. La política y sus actores son lo anecdótico, más, si cabe, en el mundo local. Las fotos de la prensa son significativas de la difuminación del tejido social y de su postergación, para qué hablar de los medios oficiales. La clase política acapara, si hace falta a codazos, el espacio mediático. Algunos son conocidos por sus placajes y bloqueos, otros por lo de, al llegar, ese sitio es el mío.

Y Paco Sánchez, con una sonrisa, la animó, ¿a quién? A Maruja Torres: “Ya sabes, somos polvo de estrellas. Evolución incesante. Piensa en eso cuando te desanimes”. Y así intento hacerlo. Yo también lo voy a practicar.