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El drama que aún no cesa

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

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El cayuco llegado el pasado jueves a La Restinga. | ÓSCAR DANIEL

“La inmigración irregular que trata de llegar a España por vía marítima es ahora un fenómeno mucho menos intenso, pero no ha terminado”. La afirmación, pronunciada recientemente por el director adjunto operativo de la Guardia Civil, Cándido Cardiel, deja claro que nuestro país continúa siendo uno de los principales destinos de los sin papeles africanos. Sucesos como el de la patera que naufragó en Lanzarote (en la que viajaban 25 personas) o la detección esta misma semana de un cayuco con 43 subsaharianos a bordo, ha vuelto a situar al Archipiélago en el ‘ojo del huracán’.

Atrás quedan imágenes como las vividas en los años 2006 y 2007, cuando más de 40.000 inmigrantes irregulares buscaron El Dorado europeo hacinados en barcazas clandestinas que llegaban con una frecuencia casi diaria a distintos puntos de las Islas. La mayoría, como ha ocurrido con la barquilla que arribó el pasado jueves a La Restinga, partían desde las costas mauritanas, donde la vigilancia policial es mucho menos estrecha que en Marruecos. Esta circunstancia es, precisamente, la que más preocupa al Ministerio del Interior y la propia Guardia Civil. Según ha podido saber este periódico, el aumento de la represión hacia los inmigrantes por parte de la Gendarmería marroquí ha propiciado que las mafias que trafican con sin papeles vuelvan a mirar hacia Canarias.

Así lo confirman también testimonios como el del coordinador general de Médicos Sin Fronteras en Marruecos (MSF), David Cantero, quien asegura que su organización ha evidenciado desde finales de 2011 un “incremento importante de las redadas efectuadas por las fuerzas del orden marroquíes”. “Podemos decir que desde entonces entre Oujda y Nador, en la región oriental del país, se han producido redadas diarias”. Este incremento de la periodicidad de los controles ha hecho, si cabe, “aún más difícil la subsistencia de los migrantes subsaharianos en la región, ya que ha aumentando todavía más su vulnerabilidad y su desesperación, como bien han detectado nuestros psicólogos”, subraya Cantero. Esto –recalca el responsable de MSF en Marruecos- ha llevado a los indocumentados subsaharianos a “reagruparse y buscar nuevas vías para seguir su viaje hasta Europa”. “La inmigración irregular es como una mancha de aceite y, si una puerta se cierra, se cuela por otra”, declaró en esta misma línea el director adjunto operativo de la Guardia Civil, Cándido Cardiel, que recordó que, “en la misma medida en la que puedan reducirse las llegadas a las costas mediterráneas, Ceuta o Melilla, podría aumentar de nuevo el número de personas que intentasen entrar por Canarias”.

Una aseveración que comparten varias ONG que trabajan en el oeste africano, principal emisor de migrantes africanos en la última década. “La mayor parte vienen de países como Nigeria, Malí, Camerún, Ghana y Guinea Conakry; son mayoritariamente hombres jóvenes (un 85%), pero también hay mujeres, menores y niños, que obviamente son los más vulnerables”, arguyen desde Médicos sin Fronteras en Marruecos, donde insisten en que “vienen no solo de países en conflicto, también (y en su mayoría) buscando un futuro mejor para ellos y para los suyos que han dejado atrás”.“Para llegar hasta Marruecos han tenido que realizar un largo periplo atravesando miles de kilómetros de desierto en Níger y Argelia, expuestos a todo tipos de abusos por parte de las mafias, incluida la violencia sexual, que en el caso de las mujeres es utilizada como moneda de cambio para poder continuar hacia delante”, agregan desde la entidad humanitaria, la única que proporciona ayuda y asistencia en muchas zonas de la región oriental marroquí y Mauritania.

La pasada semana, los ministros de Interior y Exteriores, Jorge Fernández Díaz, y de Exteriores, José Manuel García-Margallo, volvieron a reunirse con sus homólogos marroquíes para buscar una solución conjunta que frene la acción de las mafias de la inmigración ilegal, en alusión al último episodio de llegada masiva de inmigrantes a Andalucía y Levante. Las conversaciones se enmarcan dentro del denominado proyecto ‘West Sahel’ de cooperación contra la inmigración ilegal entre España y diversos países africanos, en la que participan representantes de más de medio centenar de naciones, la mitad de África y el resto de la Unión Europea.

“La represión marroquí está provocando que muchos inmigrantes en Marruecos se queden atascados sin poder continuar ni hacia delante ni hacia atrás y en condiciones muy difíciles. Algunos dicen llevar aquí varios años. La mayoría está en situación administrativa irregular, lo que hace que tengan que vivir en la clandestinidad, abocados a mendigar o a buscarse la vida para sobrevivir escondidos en los bosques, cuevas, etc. Viven a la intemperie expuestos a temperaturas extremas, tanto en invierno como en verano y en condiciones de higiene muy deficientes; y, por lo tanto, se exponen a todo tipo de enfermedades relacionadas con estas condiciones de vida extrema”, relata David Cantero, que reconoce que “sufren violencia no solo de la policía marroquí, sino que son presa fácil también de las mafias y de la delincuencia común, lo que se conjuga con el miedo constante a ser deportados a la frontera”.

[apunte]Las mafias y mayor implicación de la ONU
“Existen dos tipos de mafias, las que hacen negocio con las personas que cruzan países y fronteras de forma ilegal, y los que se dedican al trafico de personas. Ambas conviven y se entrelazan a lo largo del camino migratorio hacia Europa. Y cuanto más difícil es entrar en España, más lucrativo es el negocio y por lo tanto más fuertes son estas mafias, que en casos como los de Canarias también están vinculadas en ocasiones al tráfico de drogas”, relata el responsable de Médicos Sin Fronteras, David Cantero.

Como ya ocurrió durante la crisis migratoria que padeció el Archipiélago entre 2005 y 2009, tanto las ONG como los propios responsables políticos de las administraciones locales y regionales dejan claro que “la Unión Europea y sus estados miembros, sobre todo España, no deben dar la espalda a las consecuencias de su política migratoria. Junto con Marruecos, debe garantizar que se respeten los derechos humanos en lo que ellos llaman control migratorio”.De igual modo, las mismas fuentes insisten en que “Naciones Unidas debe incrementar su presencia en la zona para garantizar que se respeten los acuerdos internacionales y las ONG de protección deben tener presencia, lo que hasta ahora no ocurre”.[/apunte]