EL ALMENDRERO DE NICOLÁS > Paco Déniz

Estilo padre – Por Paco Déniz

En los setenta, el estilo pobre era una mestura de Simon y Garfunkel, tu abuelo y Jesucristo Superstar con un halo de desgraciado. Tenía mucho de fachada, ahora, en cambio, el estilo pobre es más real. Fruto de carencias perentorias más que de profusos debates sobre la crítica del desarrollismo, el estilo pobre consiste en vivir con humildad rescatando valores, mañas y jeitos del pasado que resucitan de entre recuerdos moribundos. Implica vivir usando lo que tienes sin consumir nada nuevo si puedes remediarlo con lo puesto. Por eso destierra la novedad como reclamo del capitalismo de consumo y saca del ropero lo viejo y aséalo. Póntelo de moda. El individualismo tampoco es recomendable para vivir en la humildad, se impone lo colectivo. Tu dignidad es la de los demás, pues si a tu alrededor no la hay, la tuya nunca será completa. Solo con los demás puedes encarar un futuro menos triste. Con los demás para todo, también para luchar contra la derecha católica, socialdemócrata, regionalista y neoliberal. Remendar la ropa y los zapatos, coserte los botones y volver a la dieta macaronésica abusando del gofio, la cebolla y los hierbajos para el potaje con plátano y naranja de postre de temporada es el camino. Comprar directamente a los productores si puede ser, o comprar sacos de papas a medias con los vecinos, la solución más barata. Beber agüita del chorro es un derecho, y reclamar si sabe mal, una obligación ciudadana. No botes nada, recíclalo. Si alguna vez te burlaste de los cubanos y de los moros, arrepiéntete, pues como dijo don Nicolás Estévanez: “Moros, todos somos moros”. Aprovecha esta temporada crítica para despercudir el cerebro, y que no te encandilen las luces navideñas, olvídate, solo mantén los reyes magos para los chiquillos, y papas y huevos fritos con ajos y un vaso de vino del país para Navidad. Todo lo más, un par de conejos en salmorejo, para que no se diga. ¡Camaradas, vuelve el estilo pobre!, Y como dijo el pureta: el mundo hay que hacerlo de nuevo. Pero que no lo hagan Los mismos. Ni Los tres de Castilla.