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Gomero, canario, español y socialista – Por Casimiro Curbelo*

¿Qué dice usted cuando alguien le pregunta cómo es una persona? Generalmente lo describe con calificativos como alta, morena, tiene bigote o cualquier otra característica. La definición no se agota con una sola indicación, porque para que alguien pueda ser identificado se necesitan varias pinceladas.

Sin embargo, existe hoy una discusión banal entre si uno es canario o español, si es gomero o canario. Si es más una cosa o la otra y el debate resulta casi tan estúpido como aquella incómoda pregunta que nos hacían de niños sobre si queríamos más a nuestro padre o a nuestra madre.

Lo cierto es que se puede ser gomero, canario, español y socialista. Se puede ser todas esas cosas juntas sin que haya contradicción y, sin embargo, he de confesar que desde hace unos años me siento mucho más gomero y mucho más socialista que cualquier otra cosa.

Me siento gomero porque me duele que en Canarias existan islas que padecen el olvido, la marginación y el despego de un centralismo cada vez más potente. Y me siento socialistas porque creo que aquellos que son desiguales deben ser tratados con una sensibilidad especial por quienes tenemos la responsabilidad de procurar corregir los desequilibrios.

El discurso de Canarias ante Madrid no puede ser más justo. Lo que nos diferencia de otras especies es que no funcionamos dominados por la fuerza; procuramos que los que son más débiles no sean abandonados a su suerte, y así intentamos que parte de nuestra riqueza colectiva se destine a ayudar a los menos favorecidos.

Para prestar servicios universales a los ciudadanos se han creado unas estructuras públicas, que están pagadas por todos los que producen, incluso por aquellos que ya están jubilados o no encuentran hueco en el mercado de trabajo. Se ha impuesto la solidaridad y esa es la bandera que el Gobierno de Canarias ha levantado ante el trato injusto que Madrid tiene con estas Islas.

El Gobierno de España, ocupado en recortar, ha olvidado que, además de los grandes problemas generales del Estado, la deuda y el déficit, existe otra grave enfermedad que ha corroído la salud de este país durante décadas: las desigualdades entre unos ciudadanos y otros, unos territorios y otros.

La justicia social es el pegamento que hace que las sociedades funcionen. Europa ha sido más fuerte y más poderosa en aquellos estados en los que la justicia social ha sido una realidad. Los pueblos que han practicado políticas sociales y que han sabido potenciar lo bueno de los mercados han progresado en estabilidad y prosperidad.

Madrid ha olvidado que se necesitan políticas especiales para compensar las desigualdades. Los nuevos aires neoliberales establecen que todos somos iguales y debemos ser tratados como tal. No obstante, no existe peor mentira y lo más doloroso es que ese centralismo igualitario, que se practica en Madrid como un regreso a otras épocas, empieza a causar estragos también en Canarias.

Los gobiernos están acosados por la caída de los recursos financieros disponibles y el mantenimiento de las estructuras de gastos de las administraciones. Y esa tarea, dolorosa y terrible, les hace olvidar que los esfuerzos deben ser mayores en aquellos lugares donde las dificultades y las desigualdades son mayores.

La Gomera está más lejos de Madrid que las islas capitalinas; más lejos de los centros hospitalarios de medicina altamente especializada, de universidades, de centros neurálgicos del transporte aéreo y marítimo y de los puntos de decisión en las entidades financieras y comerciales. La Gomera padece los efectos de la doble insularidad y está más lejos de los mecanismos de respuesta ante una crisis que nos azota desde hace ya más de cinco años.

Si algo nos está enseñando este tiempo difícil es que debemos trabajar juntos; contar con el apoyo de todas las administraciones, sin dejar de lado la obligación de aprovechar nuestros propios recursos, pues si bien es necesario ser capaces de responder a los retos con nuestros propios medios y decisiones, igual de importante es que funcionemos como una unidad. Eso es ser gomero, ser canario o español y, sobre todo, eso es ser socialista.

* Presidente del Cabildo de La Gomera