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El gran belén supera la crisis

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El belén de la plaza del Ayuntamiento está compuesto por más de 300 figuras a tamaño natural. | MOISÉS PÉREZ

G. GULESSERIAN | La Orotava

Son tiempos complicados, nadie lo duda, y el belén que se instala en la plaza del Ayuntamiento de La Orotava, compuesto por más de 300 figuras a tamaño natural, tampoco escapa a la crisis económica que atraviesan las arcas municipales. Sin embargo, ha sido capaz de superarla ya que la pequeña inversión que se realiza para montar el nacimiento se justifica sólo por los cientos de visitas que recibe cada día.

Este fue el motivo por el cual, pese a haberse planteado la posibilidad de que en 2012 no hubiera portal, el Gobierno municipal decidió hacer realidad, un año más, algo que se ha convertido en “un reclamo social”, asegura la concejal de Fiestas, Maeva García.

Aunque no precisó el presupuesto destinado en este ejercicio, dijo que se había reducido cerca del 40% respecto a 2010, cuando osciló los 20.000 euros.

Ese dinero se empleó, fundamentalmente, en comprar los materiales necesarios para restaurar las piezas rotas e introducir una pequeña novedad, una carpintería. Este oficio, que no existía, se ha unido a otras escenas representativas de aquel suceso histórico enmarcado en la época hebrea al que se la ha dado algunos toques de la cultura canaria.

Así, se pueden ver una herrería con el herrero y todos sus utensilios; el puesto de la miel; dos gallineros; un pajar; cuadra con vacas; un molino complementario con panadería; una noria de agua y los tradicionales puestos del mercado en el mundo oriental en los que se pueden encontrar alfombras, lozas de barro, telas, frutas y verduras, licores orientales y especias. Tampoco falta el mundo rural con establos, comederos de cochinos, pastores, animales de granjas y aves exóticas y una charca-lago.

Pero además, este año, el Belén tuvo que afrontar las inclemencias del tiempo. Las intensas lluvias y el fuerte viento no dieron tregua al personal municipal que tuvo que velar durante varios días para que no se dañaran las diferentes figuras, desde la más alta, que es un camello de 2,85 metros, hasta los más pequeños, como los pajaritos o pollitos recién nacidos, que miden unos pocos centímetros, y cuidar la vegetación de los jardines y la iluminación.

Tres personas del área de Fiestas comenzaron en octubre a restaurar las diferentes piezas y al mes siguiente se empezó el montaje de las distintas figuras. Un trabajo de casi dos meses que está lleno de una fuerte carga simbólica, la misma que inunda la ciudad en estas fiestas.