a babor > Francisco Pomares

Hipótesis para el fin del Paulinato – Francisco Pomares

Hasta hace unas semanas, lo del fin del Paulinato se nos antojaba a la mayoría algo realmente lejano. Paulinólogos conocidos apuntaban alguna esperanza de adelantar el acontecimiento si el mundo finalmente acababa el 21 de diciembre, al mismo tiempo que las cuentas del calendario maya. En esa línea optimista, uno que trabaja en Presidencia me pasó una vez una lista de las hipótesis sobre el fin del Paulinato que incluía fenecimiento por indigestión de megatones en caso de guerra nuclear o por contagio vírico por una pandemia de gripe aviar que afectara sobre todo a los amigos de los pajaritos; o ser tragados por un gigantesco agujero negro (y no hablo de la política de comunicación de Martín Marrero, sino de uno ocasionado por una fuga de antimateria en el Gran Colisionador de Hadrones), y otras hipótesis igualmente felices sobre el fin del vigente régimen, como un bombazo inesperado de radiación gamma; o que un meteorito del tamaño de El Sauzal nos cayera encima o que el sol reventara y nos achicharrara a todos los que no tuviéramos encima una crema solar factor 200.000. Pero parece que el final no va a ser tan divertido, sino mucho más de andar por casa. Y es que la cosa se está poniendo muy cosaca por la parte de Coalición en Tenerife, y más en concreto por la de Fernando Clavijo.

Al final, no hará falta una hecatombe, y esto se resolverá con el tradicional combate. Hace años que la política canaria no nos depara un espectáculo solvente. Visto que lo del panem no hay forma de que nos lo arreglen porque todo lo que tiene que ver con lo alimenticio depende del Banco Central Europeo y la señora Merkel, por lo menos les queda autonomía para el circenses. Espero algo vistoso, y que al final al que pierda se lo coman los leones. Qué menos.

Nota del Departamento de Rectificaciones: a todo le coge gusto uno, hasta a lo de rectificar. Esta que les ofrezco hoy es por cuenta propia: ayer me descolgué con una gracieta de domingo sobre las alegrías de Faustino Alegría. No fue muy ocurrente, pero hay días en que uno no da para más. El problema es que don Faustino no es el alcalde de El Tanque (ese es don Román Martín), sino el que aspira a serlo. Trabuqué el uno por el otro y el otro por el uno. En mi disculpa puedo decir que este lío del time sharing es capaz de confundir a cualquiera. Pero sería una disculpa bastante estúpida. No lo es la que solicito a mis (pocos) lectores, al señor alcalde y al aspirante. A los que no mento más, por si acaso vuelvo a liarla.