Cercano el fin de año, llega el momento de hacer balance del ejercicio y ser agradecidos con aquellos que nos han ayudado. Si alguien merece un agradecimiento especial, es el señor Draghi. De no ser por la barra libre de liquidez del Banco Central Europeo, España no habría podido refinanciar los vencimientos de la deuda pública, ni emitir nueva deuda para financiar el déficit del ejercicio. Las cifras son contundentes: en los primeros once meses de este año, el Estado ha emitido deuda por importe de 192.000 millones de euros: 153.000 millones para financiar vencimientos y 39.000 millones de deuda neta nueva. Los inversores extranjeros han reducido la tenencia de bonos y obligaciones del Estado en 58.000 millones (hasta octubre). No solo no han incrementado sus posiciones en deuda española, sino que la han vendido, casi el 20% de sus títulos. Los bancos españoles, en conjunto, han renovado todos los vencimientos de la deuda pública mantenida en cartera, han adquirido la enajenada por los no residentes y todavía han tenido capacidad financiera para comprar el incremento de deuda emitido por el Tesoro. En conjunto la exposición de la banca a la deuda pública nacional se ha incrementado en 100.000 millones de euros en los primeros diez meses del año. El Estado español no se podría haber financiado en 2012 si no hubiera sido por el papel tan activo de la banca como adquiriente de los bonos soberanos. A su vez, las entidades financieras no podrían haber tenido capacidad para incrementar su posición en la deuda pública si no hubieran podido obtener financiación casi ilimitada y a coste mínimo del BCE. Las facilidades de financiación del BCE también han evitado que muchas de las entidades financieras españolas, y de otros países europeos, no pudieran hacer frente a sus compromisos. La banca española afrontaba vencimientos este ejercicio por importe de 124.000 millones de euros. Solo ha conseguido refinanciar en los mercados de emisión mayoristas la mitad de dicha cantidad. Adicionalmente, la reducción de depósitos, neto de emisión de pagarés, desde la puesta en marcha del primer LTRO, en noviembre de 2011, ha ascendido a 135.000 millones de euros.
El préstamo neto a la banca española del BCE se ha incrementado hasta octubre en 223.000 millones de euros. Ha sido la única vía de financiación disponible en todo momento que ha evitado un colapso de nuestra economía. Pero ni las facilidades del BCE van a durar siempre, ni se puede esperar que la cuantía de incremento de la apelación al préstamo del BCE sea permanente. El próximo ejercicio se presenta complicado. Ante la imposibilidad de la mayoría de las comunidades autónomas a emitir deuda en el mercado, será el Tesoro el que asuma la financiación en el mercado que correspondería a las autonomías (CC.AA.). Así, la cantidad que debe emitir el Tesoro en 2013 para refinanciar los vencimientos, cubrir el déficit del ejercicio y satisfacer las necesidades de las CC.AA. oscilará entre 230.000 y 250.000 millones de euros. Se traduce en un volumen de emisión mensual de 20.000 millones de euros, frente a los 16.000 millones de 2012. No es realista pensar que la banca nacional vaya a poder incrementar su tenencia de deuda pública en la misma proporción que este ejercicio. Solo un fuerte aumento de compras de bonos españoles por parte de los inversores extranjeros puede evitar que España se vea en la necesidad de solicitar la ayuda financiera al MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). En los últimos meses, los no residentes han vuelto a comprar deuda española, aunque a ritmo insuficiente como para reemplazar a la banca como adquiriente principal. En 2012, el BCE ha conseguido evitar situaciones de extrema tensión en la economía española. En 2013 no bastará con que el BCE compre bonos soberanos en el mercado secundario a través del mecanismo OMT (Outright Monetary Transactions). Previamente España habrá solicitado la inevitable asistencia financiera a Europa a través del MEDE, que sí podrá comprar bonos en el mercado primario, o a la emisión de éstos. La actuación del BCE en 2012 y la inevitable asistencia financiera de 2013 permiten ganar tiempo, pero no son la solución a los problemas de financiación de la economía española. De España depende emplear adecuadamente ese tiempo extra para poner en orden nuestras cuentas públicas y terminar de acometer las reformas y ajustes inevitables. Mientras tanto, es de justicia agradecer la actuación del BCE en 2012.
*DIRECTOR GENERAL DE RENTA 4 BANCO