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“Los niños se quedan hipnotizados la hora y media que dura la película”

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Dácil Pérez posa para nuestro fotógrafo durante la entrevista. | JAVIER GANIVET

Por INMA MARTOS

-En este momento en el que muchos proyectos de cine se quedan en los cajones por falta de financiación, esta producción ha conseguido el apoyo de instituciones públicas y privadas, ¿cuál ha sido la clave?
“La película se rodó en el 2011 y se financió en el 2009-2010. En esa época, las cosas no estaban tan mal para las industrias culturales. Además, La última isla es una coproducción entre tres comunidades autónomas, Canarias, Andalucía y Cataluña. Eso nos ha permitido sumar recursos. También el Cabildo de El Hierro y los herreños se implicaron tanto en la producción que nos permitieron cubrir una parte importante del presupuesto con sus aportaciones en recursos y ayuda. Naviera Armas jugó un papel importante al patrocinar todos los viajes del equipo, vehículos y material”.

-¿Por qué una película para niños?
“En un principio el guión estaba escrito para adultos. Pero como habla de la infancia, sacó mi parte más infantil y la disfruté jugando como si fuera una niña. Y como trabajábamos con niños actores, el ambiente era de juego. Por eso, al final la película tiene una lectura para los adultos porque habla de la educación, de los valores, del consumismo, de las cosas esenciales del ser humano… Pero cuenta la aventura de una niña durante un verano muy singular por lo que los niños siguen la trama y te puedo asegurar que se quedan hipnotizados la hora y media que dura la película”.

-Después de su proyección en TEA Tenerife Espacio de las Artes y en el Monopol de Las Palmas, ¿cuál es el futuro de La última isla?
“En enero se estrenará en la península, en algunas ciudades como Madrid, Barcelona y Sevilla. Tenemos firmado un contrato de distribución con una distribuidora americana para Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Y estamos negociando para la distribución en Europa. La película cuenta con una unidad didáctica editada por el Ayuntamiento de Sevilla a través del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Pretendemos el año que viene organizar en TEA, en Tenerife, y en el Monopol, en Las Palmas, sesiones matinales para colegios que puedan preparar previamente las actividades recogidas en la guía didáctica. Nos parece un modo excelente de educar a los futuros espectadores y que se acostumbren a ver cine de forma reflexiva y extrayendo de las películas su contenido”.

-El largometraje se grabó en El Hierro. ¿Qué tenía esa isla que no tuviera otra?
“Cuando era pequeña pasaba los largos veranos de aquella época en El Hierro, en un pueblito que entonces no tenía ni agua corriente ni luz eléctrica: El Tamaduste. Yo era una niña de ciudad y desembarcaba durante unos meses en ese universo tan puro y tan salvaje. Para mí fue una experiencia increíble que marcó mi vida, crecer en contacto con la naturaleza, jugando solo con la imaginación, el mar, las nubes, las rocas. Me enseñó las cosas más importantes que sé de la vida. Cuando fui madre empecé a plantearme que muchos niños ahora no tienen eso, que hay saturación de consumo, de juguetes electrónicos, que juegan por ti, que exigen habilidad pero no imaginación, porque te lo dan todo hecho. He comprobado que en la vida lo más útil y lo más gratificante es la creatividad y creo que a los niños actuales se les priva mucho de desarrollarla, tanto por un sistema educativo que coarta la creatividad y la singularidad, como por un sistema de vida muy alejado de lo esencial, de la naturaleza”.

Es directora de la película 'La última isla'. | J. G.

-Resúmanos el argumento de La última isla…
“Alicia es una hija única que vive en Barcelona, muy consentida. Sus padres tienen que trabajar en verano y la envían a una isla con una tía que ella ni siquiera conoce. Al principio, Alicia se aburre, sus maquinitas no le funcionan, no sabe qué hacer y se siente sola y abandonada. Poco a poco, y a través de unos personajes muy especiales, va descubriendo cómo divertirse con su imaginación, cómo entender la naturaleza y sus elementos y cómo disfrutar y aprender de los demás. Para Alicia su tía es una bruja temible, aunque solo es una curandera, también conoce a un loco sabio, a unos niños inocentes e imaginativos, a un científico singular. Un amuleto mágico, un bosque de cuento donde Alicia se pierde, un acantilado vertiginoso que le devolverá a su madre, y un verano único que recordará el resto de su vida. Un cuento mágico”.

-¿Le costó mucho contar con actores de la talla de la pequeña Carmen Sánchez?
“La mayoría de los actores son amigos, los admiro profesionalmente y además los quiero, me parecía la combinación perfecta. Eso creó una atmósfera mágica y muy especial durante el rodaje. A Carmen Sánchez no la conocía. Me la recomendó una amiga que había trabajado con ella y cuando le hice la prueba, no lo dudé un segundo. Es mi perfecta Alicia. Además de una niña encantadora, responsable, profesional pese a su edad y con un talento innato que me facilitó mucho las cosas. Julieta Serrano es para mí un icono de la interpretación en España, Eduardo Velasco, un actor versátil que borda dos papeles muy diferentes entre sí (interpreta a dos hermanos gemelos), Maite Sandoval es una actriz con presencia, los niños Pablo y Lucía Paredes construyeron sus personajes como actores profesionales, para eso son hijos de artistas, y Virginia Ávila me regaló su naturalidad y credibilidad”.

-También contó con una actriz canaria…
“Virginia Ávila es la única actriz profesional canaria que hay en el reparto. Pero estoy convencida de que estaba predestinada para esta película. Nos convenció en el casting por su naturalidad y porque entraba perfectamente en el personaje de la tía de la niña protagonista. Y después descubrimos que, además, es de El Hierro, es la magia de esta historia. Además nos ayudó muchísimo y puso a toda la isla a colaborar con la película. Para nosotros fue como un hada madrina”.