EFE | Madrid
Con motivo del día de los Santos Inocentes los especialistas de la Policía Nacional en seguridad tecnológica han elaborado una lista con los cinco intentos de engaño en Internet más repetidos y peligrosos hallados en la red a lo largo de 2012, acompañada de consejos para evitar caer en estas trampas.
Este “Top 5″ ha sido elaborado por agentes de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) en base a las miles de denuncias y consultas de los internautas a través de los canales telemáticos de la Policía.
En el número uno figuran los fraudes en webs de compraventa o alquiler entre particulares. Se trata de anuncios de supuestas gangas ofertadas en los productos más demandados: gadgets tecnológicos y smartphones, coches de segunda mano, alquileres en fantásticas viviendas o apartamentos vacacionales muy atractivos.
En segundo lugar aparecen las ofertas de trabajo falsas para sacar dinero a los que buscan trabajo, aprovechando la fuerte demanda de empleo.
El método de engaño es pedir dinero para pagar el temario o cursos previos al supuesto trabajo o para cerrar la contratación.
También hacen llamar a teléfonos de alto coste o dirigen las llamadas a ese tipo de números y alargan las conversaciones hasta el máximo posible.
El tercer engaño, que este año se ha extendido mucho, son los virus para hacerse pasar por la Policía Nacional, la Sociedad General de Autores de España (SGAE), o la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
El virus es muy dañino y bloquea el ordenador, inventándose una multa de 100 euros por haber detectado pornografía infantil en el disco duro o archivos que violan la propiedad intelectual o la Ley de Protección de Datos.
En cuarto lugar destaca el Phishing sobre cuentas en redes sociales y de correo electrónico, que consiste en obtener las claves de usuario para obtener beneficios fraudulentos con datos bancarios, y el engaño más novedoso este año ha sido el envío de SMS para solicitar los datos de la tarjeta de crédito, para desbloquearla, por supuestos motivos de seguridad.
También hay intentos de robo de cuentas en redes sociales y correos, para luego utilizarlas para spam comercial en nombre de una fuente de confianza y, lo que es peor, para la distribución de malware.
En el quinto lugar se ha situado el fraude para suscribir o promover el envío de SMS Prémium y llamadas a teléfonos de alta tarificación.
Los ganchos son desde paquetes que no se han recogido a supuestas llamadas de personas que no tienen saldo y requieren contactar con ellos a través de esos medios. También falsos premios en concursos en los que no se ha participado o mensajes ambiguos de personas recién separadas que quieren tomar un café.
Para evitar estos engaños, los agentes recomiendan actuar con “desconfianza racional” ante ofertas de fuente desconocida, a un precio excesivamente barato o demasiado ventajoso respecto a la media del mercado.
Además no dar por supuesto que tu interlocutor es quien dice ser. Ni aunque sea a través de la cuenta reconocida. Puede haber sido “secuestrada” a través de phishing o malware.
Si te hacen llamadas perdidas desde un teléfono de alta tarificación (como un 905) o de un teléfono normal, pero derivándote a un 80, no la devuelvas. Y desconfía de los mensajes desde un móvil corto que intenta que le envíes un SMS.
Las ofertas de trabajo que requieren un desembolso económico previo no son casi nunca reales y encierran un engaño o afán de recaudar a costa de los que buscan empleo.
Si recibes un SMS o un correo pidiendo que actualices tus datos bancarios no contestes ni rellenes formularios.
Si ves en Internet algún chollo, indaga. Tanto por la opinión de otros compradores como en cualquier buscador, introduciendo datos por si otros usuarios alertaran de algo raro en dicha oferta.
Si lo comprado a otro particular es de gran valor económico, exige que el envío sea certificado y que se declare el valor real del paquete.
Además no hay que olvidar mantener actualizado el antivirus, utilizar programas originales y actualizar el sistema operativo.
También es importante utilizar medios de pago rastreables y desconfiar de los que piden pago a través de medios que dificultan la identificación o en condiciones en los que se pierde el control del dinero, así como consultar con periodicidad las cuentas bancarias.