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La policía no es tonta – Mario Santana

Si todos pagáramos lo que debemos se acabaría la crisis. Así de claro y rotundo. El problema es que no es posible. Todos hemos contraído deudas superiores a nuestros ingresos y se ha originado un endeudamiento crónico. Y aquí quien más debe son las empresas. Ni las administraciones públicas ni los hogares. Que mire usted que deben. Pero ni por aproximación a la deuda de las empresas. En este ámbito existen dos tipos de deudores: los que no pueden pagar normalmente por un efecto dominó (a él no le pagan y él no puede pagar), y los que esconden lo que tienen para no pagar. Y este último es el malo malísimo de la peli. Más que Bardem en la última de Bond.

Y ha sido noticia esta semana. No Bardem, sino otro señor menos glamuroso, pero bastante mediático también. Al parecer tenía deudas confirmadas por sentencias firmes y se declaró insolvente. Vamos, que no tenía ni pa café. Pero va la policía y dice que tiene apartamentos de lujo. Y hasta un yate. Y entran en su casa y se encuentran un kilo de oro. Y claro, hay que dar explicaciones. Esta peli se podría llamar Alzamiento de bienes. Y eso fastidia. Que no pague el que no puede o no tiene, pase. Pero que no pague por listo y teniendo, cabrea.

Dice el artículo 257 del Código Penal que “será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años el que se alce con sus bienes en perjuicio de sus acreedores y quien con el mismo fin realice cualquier acto de disposición patrimonial o generador de obligaciones que dilate, dificulte o impida la eficacia de un embargo o de un procedimiento ejecutivo o de apremio, judicial, extrajudicial o administrativo, iniciado o de previsible iniciación”.

Los requisitos para que pueda apreciarse el delito se encuentran en algunas sentencias del Tribunal Supremo, como en la reciente de 18 de enero de 2012: existencia de una deuda o incluso de la certeza de deuda futura, ocultación de solvencias imposibilitando o dificultando el cobro de los acreedores, todo ello con el ánimo de no pagar. En estos casos es fundamental la intencionalidad.

Llamo la atención sobre la ocultación de bienes ante la posibilidad de deudas futuras. También es delito.

Pero no crea usted que lo ponen fácil. Ocultar pisos de lujo no se hace pintándolos de otro color. Ni guarda uno un yate debajo de la cama. Se necesita un entramado complejo de sociedades, personas interpuestas, testaferros y un largo etcétera. Pero la policía no es tonta.

Mario Santana es LETRADO
abogado@mariosantana.es