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Presupuestos y crisis – Francisco Pomares

Casi la mitad de los parados del Archipiélago no cobran en estos momentos ningún tipo de ayuda pública. Se trata de algo menos de 125.000 personas que viven del aire, de la caridad familiar o de trapichear como malamente pueden. Desde el Gobierno de Canarias se responsabiliza de todo lo que está ocurriendo al Gobierno del Estado: es el Estado el responsable de que en los últimos tres años el presupuesto de Canarias se haya reducido en 3.000 millones de euros, y por tanto es el culpable de lo que pasa. La afirmación se sostiene y reitera en todas las declaraciones públicas del Gobierno de Canarias y los partidos que más o menos (de un tiempo a esta parte más menos que más) apoyan al Gobierno. Pero es falsa como una moneda de cinco euros. La crisis no es consecuencia del recorte presupuestario, sino al revés: el recorte presupuestario es el resultado de la crisis. Nuestros políticos, los de aquí y los de allá, confunden la situación económica de España y de Canarias con los presupuestos de Rajoy y los de Rivero. Acostumbrados a intervenir en los asuntos de la ciudadanía tirando exclusivamente de los recursos presupuestarios, para la clase política hacer política es gastar el dinero que hay y muy poco más. La culpa es también nuestra. Creemos que alguien es un buen político cuando nos da lo que reclamamos, y un gobernante egoísta o incapaz cuando nos lo niega. La sociedad entera se ha instalado en esa forma de entender el liderazgo y la política, y a ella responden partidos, sindicatos, asociaciones, iglesias, oenegés y grupos sociales. Hacer política es repartir lo que hay. Hace ya años que los políticos han renunciado a cualquier otra forma de hacer política, y -por supuesto- a actuar para resolver la crisis económica. Es como si eso no fuera con ellos. Su trabajo ahora es cuadrar los Presupuestos, y, si lo hacen Ángela Merkel les mandará una bonita postal dedicada.

Para cumplir con la cuadratura de los presupuestos, la izquierda cambió la Constitución, bajo los sueldos y congeló las pensiones y la derecha subió los impuestos, subió los impuestos y subió los impuestos, demostrándonos a todos que la política ha dejado de basarse en las ideas y en las personas y ahora solo cuentan los números.

Pero los presupuestos, incluso en un país con un sector público tan importante como el nuestro, no son la economía de un país. Aquí lo que hace falta son ideas, liderazgo, y verdadera política. Más política. No esta gestión de la nada, esta administración de la miseria, que nos destruye un poco más todos los días.