Hay que subrayar la nobleza del presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, al mantener visible, ya que no activo (lo cual es lógico), el blog personal al que dedicó su tiempo de ilustre jubilado prematuro tras su paso por la curia de la banca española. El señor Goirigolzarri es un economista brillante y un excelente escritor, además de un gestor con inquietudes intelectuales derivadas de una formación caudalosa, la propia de la Comercial de Deusto, universidad de acreditada inspiración humanística. La última entrada corresponde al pasado 4 de mayo, días antes de su acceso a la presidencia de una entidad de nuevo cuño intoxicada por la realidad lacerante de las dos entidades que le dieron vida, Caja Madrid y Bancaja. Quiso la casualidad que los últimos trabajos de Goirigolzarri en su bitácora personal atendieran a su preocupación por el incremento de la desigualdad en el mundo occidental, a uno y otro lado del Océano Atlántico. El economista y directivo bancario alude a un extenso informe de la OCDE que resulta tan revelador como preocupante. Medida la desigualdad de renta en cada país entre mediados de la década de los ochenta del siglo pasado y el año 2008, se puede concluir que tanto en tiempos de crecimiento económico como de estancamiento el mundo desarrollado experimentó un incremento de la desigualdad en renta y oportunidades para sus ciudadanos, con una explosividad singular para el mundo anglosajón, pero también con una variación a peor del paisaje en aquellas sociedades consideradas más igualitarias del mundo, como los países nórdicos. Como todo informe económico encierra una paradoja dentro, la OCDE estimaba que en 2008 algunos países, sobre todo Francia y ¡España!, habían sido capaces de contener el incremento de la desigualdad, y en buena medida lo habían logrado gracias a la acción redistributiva del Estado, la cual, al menguar, acentúa automáticamente la desigualdad. Esto es lo que señala el referido informe (disponible en www.oecd.org), y a ello alude con extremo rigor el señor Goirigolzarri en su página personal. Ahora toca preguntar por la compatibilidad de tal reflexión con medidas como el reciente rescate bancario, que destina dinero público en cantidades millonarias bajo la condición de destruir puestos de trabajo en proporciones industriales. Es lo que va de la convicción teórica a la práctica, dicho con respeto hacia el difícil papel que corresponde al presidente de Bankia tras asumir el marrón de una gestión de la que ahora nadie se hace responsable.

@JMBethencourt