Esta semana, la sociedad argentina ha vuelto a vivir a las puertas de los supermercados el ¿fenómeno? social de los saqueos por parte de quienes invocando hambre comienzan solicitando comida y acaban robando electrodomésticos.

Película repetida. Fenómeno social (¿?) que no se repite en países cuyas sociedades atraviesan situaciones más graves que la argentina, cuyo pueblo está actualmente protegido por su Gobierno a través de programas asistenciales-electoralistas de todo tipo.

Película repetida, estos saqueos, pues con ellos se desestabilizó y apuró el fin del Gobierno del presidente Raúl Alfonsín en 1999, y el de Fernando de la Rúa, en 2001, ambos del opositor Partido Radical.

Película repetida dados sus instigadores: la parte más corrupta del peronismo que hasta hace poco acompañaba a la presidenta Cristina Kirchner y hoy, rotos los puentes, movilizan hordas de seudodesesperados contra indefensos empresarios -grandes, medianos y pequeños- para dar la sensación de inexistencia de poder político, buscando recuperar su perenne cuota de poder en lo político, económico, empresarial y social. Película repetida, estos saqueos, que duelen al Gobierno argentino pues sus hasta hace pocos meses grupos aliados le aplican los mismos métodos de desestabilización que a Alfonsín y De la Rúa. Y que observa que pese ha haber nacido bajo el respaldo de sindicalistas, políticos, financistas y empresarios de la raíz más corrupta del peronismo, estos le repiten la película de 1999 o 2001 intentando acabar con su administración y con su movimiento: el kirchnerismo. Y la película de la semana pasada en Argentina confirmaría un final similar al de 1999 y 2001: debilitar a Cristina Kirchner ante la sociedad por parte de esos sectores del peronismo que la subieron al poder, utilizando a seudodesesperados, buscando finalmente derrocarla. Como a cualquier opositor, solo por afán de mantener el poder. Saqueos nuevos. Película repetida.

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