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Seguridad y emergencias -2012 – Por Sergio García de la Cruz

Culmina un nuevo año y no me gustaría cerrarlo sin hacer un somero balance del mismo. Mentiría si les dijera que ha sido positivo para los que nos dedicamos a un mundo tan complejo como el de seguridad y emergencias. Si por algo se han caracterizado estos doce meses ha sido por la resta, por el signo negativo que debe preceder al 2012. No podría comenzar de otra manera que no fuera recordando a los que han sacrificado su integridad física e incluso sus propias vidas en favor del ciudadano, con especial referencia a los compañeros del C.N.P. Rodrigo, Javier y José Antonio, fallecidos en A Coruña.

Como decía, no ha sido un buen año ni para los que profesionalmente nos dedicamos a esto, ni tampoco para los que lo hacen de manera altruista (Cruz Roja, Protección Civil, etc.). Los recortes nos han llegado desde todos los frentes y los medios humanos y materiales han quedado seriamente mermados. Casi perdemos una institución como AEA, la Policía Canaria se tambalea, algunos se plantean el servicio mancomunado de la Policía local, otros, incluso suprimirla. Pero, lo que sí es cierto es que hay servicios que son básicos y, por tanto, intocables. No es lo mismo la necesaria e imperiosa restructuración de la Administración, empezando por arriba, claro está, que la supresión. Ésta mejor la dejamos para acabar con ciertos privilegios.

Se cierra el año casi de la misma manera como se abrió: con conflictos. Tropiezos, equivocaciones y una mala gestión ha sido la tónica habitual a lo largo de este año. Políticamente, los errores están permitidos, pero a nosotros no se nos perdonan. El estado de bienestar se tambalea, todo lo que hemos cosechado se desmorona a base de Reales Decretos, algunos de dudosa constitucionalidad, que tratan sobre lo que algunos han denominado “medidas impopulares”, y otros, tal vez con más certeza, “abusos de poder”. No estrangulemos más al ciudadano. Todo tiene un límite.

Uno de los peores mazazos ha llegado con la supresión de la paga de Navidad. Para esto sí que no encuentro calificativos porque verdaderamente entiendo que todos tengamos que hacer un sacrificio y arrimar el hombro, pero algunos dirigentes políticos de este triste país no tienen claro el significado de todos, o lo tienen demasiado claro, y ese todos es simplemente el pueblo llano. Ni la clase política ni los puestos de confianza o de libre designación se han tocado su paga. Solamente han sido los funcionarios quienes se han visto afectados por este atropello. Yo no sé mucho de economía, pero si sé que, si no se inyecta dinero, este país no se recupera. La eliminación de la paga extra no solo ha hecho daño al funcionario, sino que ha causado un mal colateral de grandes proporciones, esta media va contra toda lógica económica y de recuperación.

Los miembros de la seguridad y emergencias se enfrentan cada día a la cara menos humana, más desoladora y a veces cruel, pero, detrás de todo, se encuentran personas que deben regresar a sus casas, y hacerlo sanos y salvos. Ahí también deben cuidar de quienes les espera. Ellos son tu ayuda y a veces tu única esperanza, y a la vez son victimas políticas o del sistema.

Si pudiera pedir un deseo para el nuevo año, lo resumiría en una sola palabra: empatía. Sólo con esto, nuestro mundo será mucho mejor.

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