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Sin fin del mundo

fin del mundo 2012

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Sí habrá fin del mundo. Como muy tarde, hay una fecha definida que es dentro de cinco mil millones de años, que es cuando el Sol habrá consumido al completo su energía. Es muy probable que antes la Tierra deje de ser tan bonita y maravillosa como es, y habitable, porque la superpoblación y el poco amor por el entorno del ser humano modifique necesariamente su fisionomía. Pero no, el mundo no acabará mañana. Y tampoco los mayas lo predijeron nunca pese a los múltiples anuncios catastrofistas que rondan la red.

Juan Antonio Belmonte es astroarqueólogo e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y desmonta todo el número que se ha establecido en torno a esta fecha.

Ya muchos gurús de las redes, ante las evidencias, empiezan a recular y a decir que los mayas no hablaban del fin del mundo sino de un cambio de paradigma o de era. Los famosos buenistas achacan la gran crisis económica a los mayas y se quedan tan tranquilos. Los bancos, los productos basura y la especulación se quedan fuera de toda culpa. Ya lo dijeron los mayas.

La realidad es que “no hay ninguna base arqueológica” para asegurar que esta civilización marcó de alguna forma especial el 21 del 12 de 2012. Así lo deja claro Juan Antonio Belmonte quien recuerda que los mayas tenían varios sistemas de conteo de tiempo y reflejaban sus fechas más significativas en algunos monumentos.

Sin embargo, esta fecha solo está en dos restos arqueológicos y ninguno de ellos es muy relevante. Los lugares donde se ha hallado es en el llamado monumento número 6 de Tortuguero y en un friso jeroglífico que se descubrió hace poco en La Corona.

Entonces… ¿cómo es posible que se haya creado tal mito sin apenas bases científicas ni históricas? Belmonte responde: “Todas las civilizaciones incorporan fechas importantes a sus calendarios” y por eso es fácil construir un mito en torno a días catastróficos con bases que puedan asemejarse a la realidad.

“Este es un mito que se creó en Estados Unidos asociado al mundo New Age donde consideraban a los mayas como a sus antepasados”, remarca el investigador. Con todo se ha “hecho un batiburrillo y se han publicado más de 1.000 libros sobre el asunto en los últimos 15 años. De ellos, solo tres son serios; el resto, pura palabrería”, asevera Belmonte.

Anthony Aveni y luego Mark Van Stone son los mayistas que con más seriedad y contundencia han criticado este fenómeno que atribuyen a una confusión programada con el único objetivo de ganar dinero con libros, webs y películas de esta temática.

Cuando se le pide a los expertos las claves para desmontar el mito, insisten en que no las tienen pues los mitos sociales son casi imposibles de desmontar. Pero, hay argumentos: en primer lugar, la imagen del calendario redondo que está circulando por internet como maya es azteca y no es un calendario sino un monumento mitológico. Después, hay que recordar que los mayas jamás hablaron del fin del mundo, “no había para ellos este concepto; en el mundo azteca existían los cinco soles y cada uno de ellos había sido destruido por un cataclismo pero en el mundo maya no hay ninguna de estas referencias”, remarca el arqueastrónomo e insiste en que estas teorías “mezclan el mundo azteca con el maya en cierto sentido y sin ningún rigor científico”.

Los mayas tenían un calendario largo y uno corto. El último monumento importante donde se encontró una fecha larga fue el 10,4,0,0,0 que equivale al 8 de enero del 909.

Después de esta fecha nunca más se usó la cuenta larga aunque está escrita el equivalente al 21-12-2012 en esos dos monumentos antes mencionados pero sin una trascendencia nada especial.

El mito de este fin del mundo de 2012 es el primero que ha crecido gracias a la influencia de internet y, muy especialmente, a raíz de la película 2012 que ha sido especialmente taquillera.

Cuando el día 22 todos los temerosos del fin del mundo empiecen a desenterrar la comida de su jardín, empezarán a buscar otra fecha. Vivir con miedo parece que es divertido.