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¿Cómo le fue? – Por Ramiro Cuende Tascón

   

No nos veíamos desde el año pasado. Espero que usted haya disfrutado de las fiestas y que estas le hayan cargado las pilas. Estos son unos fastos raros por la dicotomía que se establece entre los que lloran a los ausentes y a los presentes, y estos últimos que ríen a diestro y siniestro, da igual por la lotería del Niño, por Jijona o por la hormona: el caso es reír. Han estado bien; algo de calma, un poco de euforia y familia a discreción. Algo más tarde recalé en Giardinetto, vía Vueling.

El año llegó bien, puntual como siempre, a las 0.00 horas del año que ya está, con sus besos, risas, deseos abrazos, brindis y más brindis; en fin, como casi siempre en Barça, de la mano de Joan y Rober, con Poldo y su familia, como en casa.

Liz nos mantuvo en volandas o en cavas -tengo dudas-, unos bailes, algo de cotilleo sin cotillón y a dormir temprano.
Y vuelta a empezar otro rondo al sol que nos alumbra, la historia se repite cada Nochevieja.

En la ducha previa al acicale, comienzan las reflexiones de toda la vida para el año que viene cargado ¿de?; sueños, quimeras, autopromesas, deseos, ilusiones, retos…, podría seguir hasta ponerle un deseo imposible a cada día del año o más.

Al despertar, con el cansancio o la resaca de turno se rompe el mismo espejo y todo vuelve a ser como siempre.
Rechazo el escepticismo, la dejadez, a los cainitas y a los calvinistas tan al uso, el cinismo, la ironía por bandera, y personalmente detesto el miedo.

No confunda miedo con prudencia, esta última me parece una actitud vital de todo grado cauta e inteligente, si bien, por aquello de ponerle un pero, cosa muy nuestra, en exceso ablanda y estulticia.

Detesto los cantares de gesta y las baladronadas al uso, en cambio, me entusiasman la alegría y la risa, viajar al optimismo como nos propone Punset, el respeto, la eficacia, la humildad consecuente, no la pacata, la consciencia y la asunción vital individual y la colectiva. Esto, con más o menos éxito, es lo que intento cada día.

No se rinda, recuerde: el pesimismo es asunto de la inteligencia, el optimismo de la voluntad.