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Dormir, una imperiosa necesidad

   

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El doctor de La Candelaria, José Batista (i), junto a los doctores María Luz Alonso y Joaquín Terán. | DA

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Los humanos pasamos más de la mitad de nuestra vida durmiendo. Ese estado de reposo que para la mayoría se extiende plácidamente a lo largo de 7 u 8 horas, es un verdadero calvario para cerca de un 30% de la población, que padece alguno de los denominados trastornos del sueño. Para atajar estos problemas, en los años 70 surgieron en Estados Unidos las primeras clínicas del sueño, dedicadas al estudio, diagnóstico y tratamiento de aquellas patologías que fundamentalmente se desarrollan mientras dormimos. En España, las primeras unidades del sueño datan de inicios de los 90, a raíz de la constitución de la Sociedad Española del Sueño (SES).

Canarias, de la mano del Servicio de Neumología del Hospital Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC), que dirige el doctor José Batista, es uno de los referentes nacionales en este campo. No en vano, su Unidad de Trastornos Respiratorios Nocturnos y de Ventilación Mecánica, que está acreditada por la Sociedad Española de Neumología, funciona desde 1996. En la actualidad se ubica dentro del Hospital del Tórax y sólo el año pasado realizó cerca de 700 estudios del sueño a pacientes isleños, la mayoría de ellos varones adultos. En su apuesta por la mejora, el doctor Batista organizó el viernes una jornada de trabajo con el equipo de neumólogos, neurólogos y neurofisiólogos con los que cuenta la unidad. A la misma también asistieron dos de los mayores expertos nacionales en este tipo de patologías, los doctores Joaquín Terán Santos, neumólogo, jefe de la Unidad del Sueño del Complejo Asistencial de Burgos y coordinador del Área de Sueño de la Sociedad Española de Neumología; y María Luz Alonso Álvarez, responsable de la Unidad Infantil del Sueño del mismo centro hospitalario burgalés.

Para el doctor Terán, “los trastornos del sueño son algo más que personas que roncan”. “Nosotros hablamos de personas que enferman, que tienen un problema grave, hasta el punto de que si no dormimos durante unos días podemos incluso morir. Aparecerían alteraciones cognitivas y orgánicas que nos llevarían a la muerte rápidamente”, recalca el facultativo, quien insiste en que “el sueño es un proceso activo biológicamente, en el que se puede enfermar de muchas maneras”. Una de ellas son los trastornos de la respiración, que no sólo tienen repercusión en la vida de la persona a nivel social o familiar, también en lo que se refiere a la salud cardiovascular, porque pueden derivar en hipertensión, infarto agudo de miocardio, trombosis cerebral, etc. En su opinión, “la relación que establece el sueño con el funcionamiento respiratorio hace que el paciente sea más vulnerable. Por eso, hay que tener un concepto global del sueño, que incluye muchas especialidades médicas”. En la actualidad, un 30% de la población española padece algún trastorno del sueño y más de 600.000 personas necesitan un aparato de ventilación para dormir, por culpa de algún problema respiratorio durante el sueño. “Esta especialidad no puede seguir siendo una cenicienta, porque tiene una potencialidad enorme”, recalca Joaquín Terán Santos, que además es el único médico español que participa en un proyecto pionero de la Comisión de Transportes de la Unión Europea, para el estudio de las repercusiones de los trastornos del sueño en los accidentes de tráfico.

[apunte]Ajustes y recortes “injustificados”
Al igual que el resto de especialidades sanitarias y centros de investigación, las unidades del sueño no son ajenas a los recortes emprendidos por las administraciones públicas. Para el doctor Joaquín Terán, “el principal problema del recorte es la incapacidad de los políticos de sentarse a dialogar con los profesionales, porque las decisiones se toman unilateralmente y solo en base a criterios economicistas”. “Y no se puede hacer un ajuste sin hablar con las personas que saben, las que han situado a la medicina española en las primeras posiciones del mundo”. Una opinión que comparte el doctor José Batista, quien recuerda que, a pesar de los recortes, La Candelaria ha triplicado los estudios del sueño los últimos 5 años y ha reducido la lista de espera a tres meses.[/apunte]

El doctor Terán asegura que “aproximadamente uno de cada tres accidentes de tráfico en España están relacionados con la somnolencia o con los despistes provocado por problemas de sueño”. “Tradicionalmente se le da más impacto a la velocidad o el alcohol, pero la apnea del sueño provoca tantos o más accidentes”, arguye el médico burgalés, quien expone que la Comisión de Transportes de la UE ha incluido en el Anexo 3 de la normativa comunitaria una reglamentación para saber cómo se debe enfocar la relación entre el paciente que tiene apnea del sueño y su repercusión al volante. “Estamos trabajando una serie de expertos de toda Europa, para actuar en esta materia de la seguridad vial. Nos preocupan los pacientes que no están diagnosticados, porque está probado que este problema genera un enorme gasto para los estados”, recalca este experto. En la misma línea se manifiesta la doctora María Luz Alonso Álvarez, responsable de la Unidad Infantil del Sueño del Complejo Asistencial de Burgos, una de las cinco unidades del sueño del país que contemplan y trabajan sobre estas patologías en menores.

DISTINTAS INTERPRETACIONES
Para ella, “el sueño tiene un comportamiento paradójico en la población, porque cada persona lo interpreta de una manera diferente. Parece que no está ligado a la salud, cuando en realidad es todo lo contrario. Tiene una serie de normas, igual que una dieta, y habría que incluirlo en la Atención Primaria, porque se pueden detectar cuestiones que luego tienen un impacto tremendo en la vida de una persona, sobre todo en el caso de los niños”. Según relata, “hacer un estudio en menores es mucho más complejo, porque un niño no te puede especificar, por ejemplo, cuántas horas de sueño tuvo”. “Por eso, es muy importante la prevención. En la edad infantil se pueden detectar patologías que a la larga pueden generar problemas en el desarrollo neurocognitivo, o producir afecciones como hipertensión, problemas de desarrollo, etc”. La apnea del sueño en los niños puede aparecer a cualquier edad, pero según su desarrollo evolutivo el trastorno y los tratamientos pueden ser distintos. “La más frecuente suele aparecer entre los 3 y los 6 años, porque coincide con el desarrollo de las anginas y las vegetaciones. El tratamiento en estos casos es quirúrgico, y tiene un porcentaje de éxito superior al 80%”, incide la doctora, quien destaca que también hay otras opciones de tratamiento, “como la ortodoncia o incluso los respiradores”. “Se trata de problemas que en ocasiones son difíciles de afrontar, y los padres quizá se tienen que plantear por qué sus hijos tienen malos hábitos de sueño”, recuerda la facultativa, que sostiene que “durante la noche los niños tienen dormir mucho más que los adultos, especialmente cuando son muy pequeños, porque el sueño influye no sólo en su desarrollo físico, también en el cerebral”. “Así -concluye -, estamos obligados a prevenir, porque incluso hablando de costes, un niño que tiene trastornos de sueño supondrá un mayor gasto para el sistema sanitario, tanto ahora como luego”.