copago >

El euro por receta se estrena en Madrid entre la crítica y la resignación

EFE |Madrid

El pago de un euro por cada receta de medicamentos expedida por el Servicio Madrileño de Salud (Sermas), vigente desde el día 1 es una «vergüenza» y un «repago», han dicho hoy algunos usuarios, aunque otros consideran que la medida quizá pueda servir para ayudar a salir de la crisis.

Entre los farmacéuticos, la opinión generalizada es que la medida les supone «un lío» burocrático y que mejor sería, como dicen también los pacientes, un sistema que regulase desde la consulta médica la cantidad exacta de medicamento retirado de la farmacia.

Una paciente que se ha identificado sólo como Margoth ha dicho a Efe que la medida le parece «injusta» y que no está de acuerdo con este «repago» por las medicinas después de haber cotizado a la Seguridad Social durante 42 años.

María Aragonés, una farmacéutica del barrio de Chamberí, cree que el euro por receta contribuirá a que disminuya la venta de medicinas excedentarias, algo que de «alguna manera» ha funcionado con el copago, aunque -dice- «ha habido picaresca».

Según esta profesional, si un médico manda medicinas para varios meses, el paciente paga hasta 8 o 18 euros, dependiendo de su aportación, «y el resto de medicamentos para más de un mes se lo lleva gratis».

Aragonés considera que el sistema está «mal organizado» en la Comunidad de Madrid y, en su opinión, dista mucho de la forma de hacerlo en Valencia, donde la tarjeta electrónica implantada evita el acopio de medicamentos innecesarios.

«El médico receta tanta medicación y esa cantidad exacta es la que el paciente recoge en la farmacia», dice la farmacéutica, quien afirma que eso evitaría situaciones como la de un hombre que recientemente «se llevó seis cajas de Paracetamol para un mes».

Sin embargo, otro farmacéutico, Emilio Allué, ha expresado su convencimiento de que la gente no acumula medicinas en casa y que los pacientes «se llevan lo que el médico les manda».

Con respecto a la entrada en vigor hoy de la medida, Allué ha asegurado que la gente «paga (el euro por receta) porque no hay más remedio y sin estar conformes».

Pablo del Pozo, regente de una farmacia en Chamberí, cree que la medida no disminuirá significativamente el almacenamiento casero de medicinas, pues «la gente tiene que medicarse y tendrá que seguir llevando una o dos veces al mes; tendrán que pagar porque lo necesitan».

Del Pozo, quien considera que el euro por receta «está de más», cree que la solución pasaría por un mejor control en los centros de salud; «que el médico recetara sólo los envases que cada paciente necesita».

Según los farmacéuticos, la mayoría de las personas que han adquirido hoy medicinas lo han hecho sin objeción, aunque algunas ha rellenado los impresos destinados a iniciar un proceso de reclamación contra la medida.

Félix López ha lamentado que la administración no aproveche la informática para «darle a la gente las medicinas justas sin necesidad de hacerle pagar un euro por receta», un sistema que «evitaría la acumulación de medicinas sin necesidad de aplicar una tasa más».

Esta forma de recetar, dice el farmacéutico, evitaría el incremento de costes para el paciente, y recuerda que, ahora, el pago de un euro por cada receta puede suponer «para ciertas personas un esfuerzo muy grande».

Miryam Cabrera, paciente del centro de salud de Espronceda, que se opone a la nueva medida del gobierno madrileño, cree que lo razonable sería «que las medicinas fuesen dispensadas según la dosificación decidida por los médicos, como se hace en muchos países y como se hubiese podido hacer en España desde hace años».

Las opiniones son muy variadas y aunque muchas personas coinciden en que pagar un euro por cada receta es un «impuesto» adicional, otras piensan, como una mujer consultada por Efe, que no sabe «si (la medida) está bien o mal», pero que «con tal de salir de la crisis» está dispuesta a pagar a pesar de su «pequeña» jubilación.

Otra usuaria ha dicho que le parecen «mal» todas las medidas «contrarias a la economía de las familias», aunque acepta que siendo una «medida que afecta a los enfermos, habrá que aplicarla si es necesario».