La semana que termina ha estado tan cargada de acontecimientos relevantes que ofrece materia para un comentario diario. Desde la sana envidia que sentà viendo por TV la toma de posesión de Obama, con toda su parafernalia democrática y cargada de simbolismos; hasta algunas sorprendentes conclusiones adoptadas por el congreso de los palmeros de API-CC, pasando por los sucesos acaecidos en el Parlamento catalán, los cada vez mas evidentes signos de que la recuperación económica no parece ya tan lejana o la guerra de Holland en Mali. Pero ninguno de la trascendencia del caso Bárcenas, que en el PP habÃan dado por amortizado y de pronto ha estallado en sus narices. De manera que reservaré algo para próximos domingos y empezaré por lo más importante.
Porque no solo de la máxima importancia, sino grave gravÃsimo es lo que ha sucedido y puede suceder con la revelación de que el tal Bárcenas dispuso de unas cuentas en Suiza en las que tuvo depositados hasta 22 millones de euros y la basura esparcida en forma de sobres o sobresueldos en dinero negro, repartidos entre algunos dirigentes del PP, según fuentes cercanas a ese sujeto y publicadas por Pedro J., otro que tal baila.
Desde que hace 41 meses comencé a escribir cada domingo en esta columna, he denunciado una y otra vez que la corrupción es un cáncer que corroe a las democracias, en afilado juicio de Jean François Revel; y que en España los lideres polÃticos harÃan bien en tomar nota de las señales que los españoles vienen dando a través de las encuestas publicadas periódicamente por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), sobre su escasa o nula confianza en sus representantes públicos.
A lo largo de casi 20 años habré coincido con ese sujeto en docenas de reuniones, tal vez mas de cien, pero nunca crucé con él ni una palabra. Nunca me gustó un pelo, ni sus formas y apariencias, ni lo que intuÃa y en una ocasión dije en el ámbito en que debà hacerlo. Ahora, conocida la existencia de las cuentas suizas con millones de euros y sus correrÃas por un mundo de cloacas, quedan pocas dudas y de probarse judicialmente lo que parece evidente, debe dar con sus huesos en la cárcel. Pero este es ahora un asunto marginal. Allá él con la justicia.
Lo que me importa como ciudadano es que el PP pueda y sea capaz de demostrar que ese chantaje al que Barcenas le somete, filtrando a El Mundo que ha repartido dinero negro a tutiplén, es solo un vano intento de blindarse ante la amenaza de cárcel, algo que nuestras leyes le permite independientemente del juicio ético y moral que nos merezca. Personalmente, tengo absoluta certeza sobre la integridad de Rajoy y debo decir que la señora. Cospedal cada dÃa me parece mas solvente, sobria, seca y recia como un cardo castellano, que sabrá estar a la altura que la gravedad de la situación demanda. Uno y otra han anunciado en los últimos dÃas que harán sendas auditorÃas, interna y externa, y que no les temblará el pulso. Pero me temo que eso, ni la oferta de un pacto anticorrupción entre los partidos polÃticos es ya suficiente para atajar el escándalo y resolver el problema. Su crédito entre los ciudadanos está agotado y, desgraciadamente, del PSOE y de los rubalcabas, pujoles y más yerbas solo cabe esperar algo más que nada.
Solo nos queda la esperanza de que debidamente emplazado a ello, el tal Bárcenas ofrezca pruebas documentales de que lo dicho es cierto, caiga quien caiga; y si no lo hace, querella al canto y que cada palo aguante su vela.