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“Hay que implantar planes en los colegios para detectar la sordera”

G. R. D. G. | Santa Cruz de Tenerife

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Juan José Barajas, también presidente de la Fundación Doctor Barajas. | DA

El doctor Juan José Barajas combina en sus mensajes y reflexiones sobre la discapacidad auditiva mucha pasión y a la vez enorme sobriedad. Resulta difícil sacarle una carcajada, pero, si se insiste, ello se termina consiguiendo. A este experimentado médico tinerfeño, el amor por la otorrinolaringología le viene de familia. Barajas regenta hoy la clínica santacrucera que lleva el apellido de su padre y a la vez preside la Fundación Canaria Doctor Barajas para la Prevención e Investigación de la Sordera. A esto se une su condición de médico en la sanidad pública y un largo etcétera de experiencias y acreditaciones que enriquecen su contrastada valía como especialista.

-¿Cómo está afectando esta larga crisis a la sanidad pública y qué consecuencias ha tenido en el campo específico de la atención a los problemas de audición?
“Ya antes de que comenzara la crisis había lagunas en la atención de los servicios públicos que algunas entidades sin ánimo de lucro, como la Fundación Doctor Barajas (FDB), tratan de cubrir. La crisis no ha hecho más que ahondar en estas diferencias, lo cual da aún más sentido al trabajo que se hace desde las ONG. Se ha realizado un gran esfuerzo para que los niños sean diagnosticados antes de los seis meses de edad, aunque se da la paradoja de que tenemos un diagnóstico precoz y una subvención para la adaptación protésica, pero ésta se retrasa en ocasiones más de un año. Las personas mayores con sordera no tienen el suficiente apoyo de la sanidad pública para adquirir prótesis auditivas, pero esta situación no es nueva y no debe asociarse al momento de dificultad actual”.

-No oír u oír con deficiencia es, sin duda, un problema muy serio en sociedades como las actuales, en las que dominan los sonidos y también, por desgracia, los ruidos. ¿Qué efectos puede tener para un niño, para un adolescente, para una persona madura y para un mayor padecer sordera? ¿Hay diferencias entre grupos de edad y entre sexo?
“La ceguera nos aísla de las cosas; sin embargo, la sordera nos aísla de las personas. Para un niño sordo, sobre todo si es de nacimiento, el principal problema será que tendrá dificultades para desarrollar el lenguaje, lo que repercutirá en su desarrollo social y familiar y en el rendimiento escolar. En un adolescente, la hipoacusia puede afectar al rendimiento académico e interferir en las relaciones sociales. La sordera es un estigma para un hombre joven y en algunos casos puede no permitirle desarrollar una vida plena. En una persona madura, en plenitud, es un factor de inseguridad, principalmente si tiene que tratar con otras personas. Las personas no son capaces de discriminar lo que se les dice, que es el oigo pero no entiendo. Son reticentes a pedir que le repitan las cosas y se ven abocados en muchos casos a abandonar puestos de responsabilidad y a retirarse. En una persona mayor, el efecto es de aislamiento. No quiere interaccionar con los demás. Temen las reuniones familiares. Quieren que las visitas se marchen lo antes posible. Se resignan y tratan de vivir para sí mismas a pesar de saberse en plenitud de facultades mentales. Este es el panorama actual de muchas de nuestras personas mayores. Sobre las diferencias en audición, atendiendo a grupos de edad y sexo como criterio general, hay que señalar que la sordera por envejecimiento afecta a los dos oídos más o menos por igual y, en la mayoría de los casos, los pacientes se benefician de la amplificación mediante prótesis auditiva. En la sordera no asociada al envejecimiento puede haber diferentes causas, y es relativamente común que un oído sea más sordo que otro. A mi juicio, no hay diferencias entre sexos”.

-Usted cogió el testigo de su padre, un prestigioso profesional de la medicina, y por lo tanto se puede decir que tiene un magnífico registro histórico sobre cómo ha evolucionado la atención de la sordera en Tenerife.
“Permítame que haga una observación sobre la historia familiar. Mi padre fue el precursor de la laringoscopia en Tenerife en un momento en el que no existía aún la Seguridad Social. Practicó la especialidad en un momento con grandes dificultades y siempre mantuvo una actitud solidaria con los pacientes sin recursos, a los que atendía gratuitamente. Mi hermano Fernando consolidó la consulta de forma admirable y su memoria está presenta todavía hoy en muchos de nuestros pacientes. A diario veo historias clínicas de hace muchos años y éstas sorprenden a muchos pacientes. Desde 1926, la Clínica Barajas ha tratado a pacientes con enfermedades de garganta, nariz y oído. El primer programa de detección precoz de la sordera en Canarias fue iniciativa de la FDB. Se llevó a cabo en niños nacidos y de alto riesgo que necesitaban cuidados intensivos. Se detectó un niño sordo por cada mil. En la actualidad, estos programas ya se hacen de forma universal en ambos hospitales de Tenerife, lo que permite la detección temprana de la sordera. Un hito en estos años ha sido poder tratar dentro de la comunidad canaria a niños con hipoacusia profunda mediante el implante coclear”.

-Usted, que es una persona que ha recorrido el mundo hablando de sordera y audición y que además ha sido el primer presidente español en la Sociedad Internacional de Audiología, ¿qué cosas ha visto que puedan ser útiles para mejorar la atención en este capítulo en el Archipiélago?
“Nuestros hospitales, tanto en el ámbito de Canarias como en el resto de España, deben disponer de programas universales de detección precoz de la sordera para todos los recién nacidos (no solo para los de alto riesgo). El objetivo es que estos niños estén diagnosticados, con su grado de sordera establecida, antes de los seis meses de edad y que se disponga de los medios humanos y materiales para una intervención precoz. Sabemos que los niños tratados en los primeros dos años de vida tienen mejores posibilidades de desarrollar el lenguaje. Sin embargo, una vez detectado un niño sordo es necesario establecer el grado de pérdida auditiva y disponer de los recursos necesarios, educativos y anestésicos, de forma coordinada. La FDB trata precisamente de contribuir a que el niño pueda seguir ese camino. Hemos podido constatar que a la detección de la sordera no siempre le sigue un diagnóstico definitivo. Además, las ayudas públicas muchas veces no son suficientes para cubrir el coste de las prótesis auditivas. En nuestra fundación tratamos de reducir al mínimo los tiempos de espera y tenemos un programa de subvenciones”.

-Canarias es un territorio especialmente ruidoso y, por ello, puede ser un lugar en el que se detecten más aquellos problemas. ¿Así lo cree usted?
“Canarias es un territorio especialmente ruidoso sobre todo en carnavales y más para los observadores ajenos de la fiesta. En este momento, desde nuestra fundación, estamos llevando a cabo un proyecto sobre el ruido en adolescentes, en colaboración con la Dirección General de Salud Pública. Los datos que hemos obtenido hasta ahora sugieren que nuestros jóvenes están expuestos a unos niveles de ruido superiores a los recomendados”.

-¿Hoy en día, la sanidad pública y los centros educativos realizan programas adecuados para prevenir la sordera?
“En Canarias estos programas existen únicamente en el ámbito sanitario; sin embargo, algunas sorderas no se ponen de manifiesto hasta edades escolares. Sería interesante promover desde las autoridades educativas programas de detección en los colegios. Muchos niños padecen pérdidas auditivas por acumulación de moco en el oído durante largos periodo de tiempo y éstas pueden afectar significativamente al rendimiento escolar. Esas pérdidas muchas veces no son detectadas y son fácilmente tratables. Pasan inadvertidas. En cambio, en el aula, pueden dificultar el aprendizaje y a veces se confunden con problemas de conducta, defectos cognitivos o retrasos del lenguaje”.