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“La guerra en Malí está provocando un éxodo de inmigrantes”

   

[apunte]El cooperante español Javier Martín Pérez, responsable de proyectos de la ONG Movimiento Canario por la Paz, junto a varios jefes del poblado Kakolodaga, en una isla del río Níger. / J. M.[/apunte]

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Un país sumido en el caos político y administrativo, una población que sufre desde hace años una hambruna crónica y un conflicto bélico que ha provocado miles de desplazados. Así se escribe el presente de Malí, uno de los países más extensos y pobres del África Occidental.

Hasta allí llegó hace ocho años el cooperante extremeño Javier Martín Pérez, responsable de proyectos de la ONG Movimiento Canario por la Paz. Javier, especialista en Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria, se encontraba en el país coordinando tres proyectos cuando en diciembre se produjo el golpe de Estado y la posterior detención del hasta entonces presidente, Cheick Modibo Diarra. Ello, además de la intervención militar por parte de tropas francesas, provocó que el Ministerio de Asuntos Exteriores recomendara a los expatriados que abandonasen el país, ya que no podía garantizar su seguridad.

Javier Martín, que también vivió en otros países con graves conflictos bélicos y sociales, como Ruanda, Congo o Sudán, fue uno de los últimos en abandonar Malí, donde dejó numerosos amigos y compañeros de trabajo. A la espera de recibir la autorización para regresar, se encuentra en su Plasencia natal, desde donde asegura al DIARIO que “el conflicto está causando miles de desplazados”. “También están empezando a escasear los víveres y Níger ha cerrado la frontera, que era la única vía de aprovisionamiento para las ciudades del norte, como Gao”.

Por ello, y a pesar de que el país ha recibido con “ilusión” la intervención francesa, Javier Martín deja claro que “estamos asistiendo a un éxodo de inmigrantes que tratan de escapar del país para llegar hasta Europa”. “Los malienses ya eran uno de los colectivos que más intentaban alcanzar nuestro país, muchos de ellos a través de Canarias, en busca de una vida mejor”, agrega el cooperante extremeño, que relata que “en las semanas previas al golpe de Estado ya se notaba el aumento de la tensión y la inseguridad, pero yo directamente nunca sentí peligro”. Sin embargo, la embajada española decidió tomar una serie de medidas de precaución y recomendó a los cooperantes y residentes que regresaran a sus países hasta que la situación pueda volver a la normalidad.

Esta misma semana, el ministro de Defensa español, Pedro Morenés, manifestó que los sucesos de Malí cogieron por sorpresa a la Unión Europea, porque “no hay información oficial” sobre el país ni sobre lo que sucede en la capital, Bamako. “A diferencia de lo que pasa en otros estados africanos consolidados, allí un grupo de militares puede decidir dar un golpe de Estado de repente y llevarlo a cabo”, denotó Morenés, quien confió en que el conflicto no afecte a países limítrofes como Argelia, Marruecos o Mauritania, que comparten con Malí la presencia de peligrosos movimientos islamistas de corte integrista.

“Todo esto está ocasionando graves problemas a muchas familias, que ya venían padeciendo la sequía y las plagas de langosta desde hace años”, expone el cooperante Javier Martín, que reconoce que “miles de niños están en grave riesgo, porque estamos hablando de una zona del Sahel muy afectada por la hambruna”. A pesar de todo, la ONG canaria Movimiento por la Paz continúa desarrollando los dos proyectos que tenía en marcha, gracias al personal local reclutado por el propio Martín. “En diciembre finalizamos un programa de salud reproductiva, financiado por el Gobierno de Canarias, que se llevó a cabo en la zona de Nioro, en la región de Kayes. Además, en la capital, Bamako, estábamos concluyendo un proyecto de mejora de la infraestructura escolar en barrios periféricos y deprimidos”, también financiado por el Ejecutivo autonómico.

“Hoy por hoy las necesidades son significativas, principalmente como consecuencia de la triple crisis
-alimentaria, política y con el intento separatista del norte- que sufrió el país-. La gran prioridad ahora es facilitar el acceso de las organizaciones humanitarias a todas las zonas del país, algo cada vez más complejo por las restricciones y los combates”, concluye el cooperante español, que espera que la cooperación entre la Unión Europea, Estados Unidos y África pueda “evitar la devastación” de un país que en estos momentos se encuentra “completamente a la deriva”.

[apunte]Una entidad con 15 años de experiencia
La ONG Movimiento Canario por la Paz (MCAPAZ) arranca de una serie de trabajos de renovación pedagógica de finales de los años 80 y principios de los 90. A partir de 1998, estos trabajos y acciones tomaron cuerpo organizativo bajo la marca Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad en Canarias (MPDLC), organización federada e integrada en el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL). Desde entonces, la ONG ha sido pionera en cuestiones como los menores extranjeros no acompañados, la cooperación en el África del Oeste o la profundización en el codesarrollo.

Desde 2008, pasó a denominarse Movimiento Canario por la Paz y se integró en la Federación Internacional Pacifista (FIP). Actualmente tiene distintos proyectos de ayuda al desarrollo en Haití, Senegal, Mauritania, Marruecos y la propia Malí.[/apunte]