Cuando un niño o una niña se muestra distraído, pensativo, no tiene apetito u observamos que no quiere jugar o relacionarse con sus amigos, sabemos que algo sucede. Tanto las familias como los docentes se preocuparían ante una situación de este tipo y ante todo empezarían a indagar sobre las causas de su estado; ¡algo está pasando!
Podríamos pensar que ha tenido una discusión con sus compañeros o que su tristeza se debe a algún suspenso o negativo. Lo observamos, pedimos a sus maestros que estén pendientes de su comportamiento en el aula o en el patio del recreo. Aplicamos los consejos de la psicología familiar e intentamos indagar sobre su estado mediante el diálogo y la comunicación. El colegio, las actividades extraescolares, nuestra casa, etc. En todo momento nos fijamos en cualquier situación que rodea a nuestros hijos; pero siempre presencialmente, ¿es que nos hemos olvidado de que nuestros hijos son nativos digitales?
Los niños ya no solo se comunican en la escuela, también utilizan internet para relacionarse. Por lo que también nos deberíamos cuestionar qué hacen nuestros hijos en la Red. De aquí se deriva otro problema: la gran brecha digital existente entre los más pequeños y las familias. Los padres deben guiar la educación de sus hijos y actualmente la educación tecnológica y digital se encuentra dentro de estas responsabilidades. La ley puede regular los espacios de Internet para proteger la infancia, se pueden reforzar las políticas de privacidad y las condiciones de servicio de los espacios en Internet e incluso la educación puede asumir la integración pedagógica de las TIC en el aula como cualquier contenido o competencia; pero la educación familiar es otro de los pilares básicos.
Nuestra falta de formación y desconocimiento no deben ser el pretexto para obviar esta situación. Debemos asumir nuestras carencias e intentar mejorar nuestras habilidades con las tecnologías, ya que si queremos guiar a nuestros hijos debemos aprender conocimientos básicos que nos permitan saber también qué hacen nuestros hijos en Internet. Acudir a sesiones informativas, talleres de alfabetización digital, solicitar asesoramiento a expertos en esta materia, etc. Son muchas las alternativas existentes, pero todas ellas parten de la implicación y el interés de los padres por la educación integral de sus hijos. Naturalizar el uso de las TIC, valorar Internet como espacio de comunicación y formación, conocer pautas de actuación para minimizar los riesgos existentes, evitar prácticas inadecuadas, etc. Son solo algunos de los conocimientos necesarios para una sociedad digital.
*DIRECTORA DEL ÁREA PEDAGÓGICA DE FIZZIKID