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Las peticiones de nacionalidad desbordan los registros canarios

   

Registro Civil único de Santa Cruz de Tenerife

El Registro Civil único de Santa Cruz de Tenerife tarda al menos un mes en recoger las peticiones. / DA

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

“Su expediente todavía está en estudio”. Esta es la respuesta que viene recibiendo desde hace dos años Karen, una inmigrante colombiana que lleva cinco residiendo en Tenerife y en 2010 solicitó la nacionalidad española por arraigo. Como ella, más de un millar de extranjeros esperan en el Archipiélago a que el Ministerio de Justicia resuelva la enorme acumulación de expedientes de nacionalidad que se encuentran atascados en los registros civiles de las dos provincias canarias, que en la última década han llegado a registrar más de 60.000 solicitudes. De ellas, cerca de la mitad se quedaron por el camino o fueron denegadas luego por la Dirección General de Registros y Notariado, ubicada en Madrid, que según el propio ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, padece desde hace meses una situación “insostenible”.

Para resolver esta saturación de expedientes, Justicia puso en marcha en julio pasado un plan de digitalización de documentos que consiguió cerrar casi la mitad de las peticiones (con una media de un 15% de casos denegados), pero que no ha evitado que muchos inmigrantes sigan esperando para reunir a sus familias, obtener becas de estudios, viajar por Europa o vivir en otros países para combatir la crisis.

Según explica a este periódico Roberto García Fernández, abogado experto en Extranjería, según el municipio de la Isla una persona puede tardar “hasta seis meses sólo en lograr una cita para presentar en el registro civil toda la documentación que necesita para pedir la nacionalidad”. A partir de ahí, sin embargo, los plazos se amplían de manera exasperante. Leo, un ecuatoriano que reside en el Sur desde hace una década, comenzó hace cinco meses el proceso de reagrupación de su esposa por la vía más complicada, la familiar, la más empleada por los inmigrantes residentes en España. “El trámite de la nacionalidad lo inicié en 2008, pero no me dieron cita hasta 2009 y el expediente no se entregó hasta 2010”, explica. Lo último que supo, el pasado 20 de noviembre, es que su petición está pendiente de “informes internos” que están bloqueados dentro de la propia Administración. “Ya no tengo que presentar nada”, recalca Leo, quien asegura que muchos compatriotas suyos y de otros países latinoamericanos se han quedado en paro o han cambiado de domicilio durante el proceso, lo que hará que les denieguen su petición y se queden en situación irregular en nuestro país. Una de ellas puede ser Odalys, una brasileña que vive en Canarias desde 2009 e incluso está casada con un español. En teoría, su solicitud debería tener una tramitación más ágil. En la práctica, no ha sido así. “Hay una desorganización importante”, denota el abogado Roberto García. “El Ministerio de Justicia publicó el año pasado una instrucción por la cual delega en los registradores de la propiedad las concesiones de nacionalidad, para agilizar el proceso y sacar adelante los miles de expedientes que hay parados, pero pasarán meses hasta que se normalice la situación”, arguye el letrado.

Las concesiones de nacionalidad española a extranjeros residentes en Canarias pasaron de 1.405 en 2002 a 5.392 en 2011. De ellas, 2.893 en la provincia de Las Palmas y 2.499 en la de Tenerife. Con el actual colapso administrativo en los registros, y según datos del propio Ministerio de Justicia, hasta el 30 de septiembre sólo se habían concedido 1.349 nacionalidades, casi un 70% menos que el año anterior.

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Brigadistas, sefardíes y deportistas de élite

A diferencia del procedimiento habitual, también se puede lograr la nacionalidad española por ‘carta de naturaleza’. Los extranjeros que quieran solicitarla por esta vía, que suele tardar entre uno y dos años, deben justificar que tienen unas características especiales; es decir, que son personas en las que concurren razones excepcionales. Es el caso, por ejemplo, de los brigadistas internacionales, que tienen derecho a ser españoles por esta modalidad.

Del mismo modo, en 2010 el Consejo de Ministros aprobó más de 900 reales decretos mediante los cuales se concede la nacionalidad española a los sefardíes y a algunos deportistas de élite. Los dos últimos fueron el jugador de balonmano Laszló Nagy, de nacionalidad húngara, y a la remera Anna Yuchenko, de nacionalidad rusa. Además, también se concedió la nacionalidad al yemení Alwan Al Shaibani, cónsul honorario de España en la República de Yemen, que presta desde 1992 una importante colaboración con el Estado, especialmente durante los atentados de julio de 2007.

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