Sorprende enormemente que las autoridades europeas se cuestionen precisamente ahora la solidez de la formación del índice euríbor.
La Autoridad Europea de Mercados Financieros (ESMA) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) han detectado “significativas debilidades e insuficiencias” en los mecanismos de determinación de los tipos del euríbor.
El propio BCE insta a modificar su cálculo. Esta corriente de opinión se produce cuando el euríbor se sitúa en mínimos históricos y sin que nada de fondo haya cambiado en los mecanismos de elaboración del índice en los últimos años.
Sin duda, el escándalo de la supuesta manipulación del líbor tiene algo que ver con estas manifestaciones, pero las deficiencias eran manifiestas hace ya muchos años para cualquiera que las quisiera ver (¿Sirve el euríbor?, 21 de octubre de 2008).
Pese a la creencia general, el euríbor (Euro Interbank Offered Rate) no es el tipo de interés al que realmente se prestan las entidades financieras en el mercado interbancario, sino que es el tipo de interés al que un determinado número de entidades de primer nivel dicen que prestarían a otras entidades, sin que necesariamente dichas transacciones tengan lugar.
Al estar basado su cálculo en meras opiniones y no en operaciones reales, es obvio que la posibilidad de manipulación, o de expresar opiniones interesadas, es infinitamente mayor que si la elaboración del índice se basara en transacciones reales.
El cálculo de los distintos tipos euríbor se realiza de la siguiente forma. Existe un panel de 40 grandes financieras europeas (se acaban de dar cuatro de baja) que aportan su cotización para cada plazo.
La cotización dada por cada entidad sólo puede ser visualizada por ella misma y por Reuters, compañía encargada de la publicación final del euríbor. Para el cálculo del índice, Reuters elimina el 15% de las cotizaciones más elevadas y el 15% de las cotizaciones más bajas realizando una media aritmética con el resto.
Una vez calculado, se publica el índice para cada plazo. La forma de calcularlo es igual ahora que hace cinco años. La evolución del euríbor y su permanencia futura son de vital importancia para millones de familias con hipotecas y para miles de empresas con créditos.
El euríbor actúa como índice de referencia en la mayoría de hipotecas y créditos. Los mínimos históricos actuales del euríbor a 12 meses suponen un enorme alivio financiero para las familias hipotecadas.
Cualquier modificación de la forma de cálculo del índice inevitablemente supondrá una subida del euríbor y, por tanto, una mayor cuota a pagar por los hipotecados, a la vez que mayores ingresos para los bancos titulares de dichas hipotecas.
Cuando hasta Wall Street Journal dedica su portada al asunto, poniendo incluso en duda la permanencia futura del índice, parece claro que no tardarán en producirse modificaciones sobre el índice de referencia de la mayoría de hipotecas y créditos.
Aunque improbable, la desaparición del euríbor sería una bomba en la línea de flotación de las familias hipotecadas. En la práctica totalidad de las hipotecas recogen la posibilidad de tomar como referencia otro índice en el caso en que el euríbor se dejase de publicar.
Sea el que fuere el nuevo índice de referencia, supondría una mayor carga financiera para los hipotecados. Es cierto que el euríbor actual no refleja realmente el tipo al que se prestan las entidades financieras entre sí, pero esto no es ninguna novedad.
La reforma del método de cálculo del euríbor, o incluso su sustitución por otro índice de referencia, puede servir como excusa para mejorar la cuenta de resultados de la banca europea.
Cualquier modificación del euríbor sólo se puede traducir en una subida de este desde los mínimos actuales. Tantas voces al unísono reclamando cambios en su elaboración, precisamente ahora, no parecen casuales. Disfruten de los bajos tipos de interés de su hipoteca mientas duren.
*DIRECTOR GENERAL DE RENTA 4 BANCO