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Cuestión de fe – Por Francisco Pomares

   

La política española es una cuestión cada día más teologal: los gobernantes se regalan caridad en sobre y nos piden que tengamos fe. Resulta peripatético el mensaje de Rajoy pidiéndonos que confiemos en él. Se presentó a las elecciones jurando que no habría rebajas en los sueldos públicos ni subidas de impuestos, y nada más llegar hizo justo lo contrario. Se presentó como presidente de un Gobierno reformista, pero su sentido de la reforma es cobrar directamente por todos los servicios que presta el Estado, subir todos los impuestos que puedan subirse y retirar becas y ayudas. A los ciudadanos, por supuesto, especialmente a los más desfavorecidos, porque a las grandes fortunas, a las grandes empresas y a los bancos que llevaron a este país a la bancarrota, el Gobierno Rajoy les ofrece un tratamiento VIP. Algunos ejemplos: mientras a nosotros nos cobran impuestos insostenibles, a los que han amasado fortunas evadiendo todo control fiscal,les regala una amnistía fiscal que sólo ha logrado recaudar el 2,9 por ciento del dinero sucio que ha aflorado. Mientras a los ciudadanos que viven de un salirio, se les aplica una retención media entre el 25 y el 32 por ciento, al dinero negro amontonado que quiere volver al redil, de menos del tres por ciento. Mientras las familias acosadas por la crisis y el desempleo pierden sus propiedades a manos de unos bancos que prestaron más dinero del que podían, porque les pudo la avaricia de ganar más que el banco de al lado, aún no hay ni un solo miembro de un consejo de administración de esas cajas o bancos para las que el Estado tuvo que pedir rescate a Europa, que haya perdido sus propiedades fraudulentamente amasadas o dado con sus huesos en la cárcel. Usted perderá su vivienda y quedará además debiendo dinero de por vida, pero hay directivos de entidades que quebraron y que ahora se retiran cómodamente instalados en fundaciones, manteniendo salarios multimillonarios. (Y no hay que ir muy lejos para encontrarlos). Mientras el Gobierno paga sus viejas deudas con las grandes empresas, permite subidas extraordinarias en las facturas para amortizar el deficit tarifario y apuesta por subvenciones a las grandes empresas en crisis, si usted tiene un pequeño comercio o vive de lo que gana por conducir un taxi, le crujen con nuevos impuestos y exigencias, con las que se paga la tranquilidad de los grandes. Mientras la gente, en fin, se aprieta el cinturón hasta el dolor, renuncia a casi todo y aprieta los dientes, algunos se embolsan sobresueldos multimillonarios fruto del cobro de comisiones ilegales. Y Rajoy nos pide que tengamos fe…