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Granadilla de Abona recuerda los 50 años de la mayor tragedia de su historia

Acto Convento Franciscano Granadilla
Autoridades municipales acudieron a la misa oficiada por el obispo Bernardo Álvarez. / DA

DIARIO DE AVISOS | Granadilla

Fue hace 50 años, un lluviosos domingo de febrero de 1963 cuando el derrumbe de una parte del Convento Franciscano de la Villa acabó con la vida, en pocos minutos, de 24 personas y dejó un centenar de heridos. La mayoría de ellas murieron por asfixia y aplastamiento en torno al descansillo de la escalera que daba acceso a la calle al ceder un parte del corredor del edificio.

Con motivo de esta onomástica, el Ayuntamiento, la comunidad parroquial y el pueblo de Granadilla de Abona celebró este domingo un acto institucional y una liturgia que estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, y que contó con la presencia de la corporación local, familiares y amigos de las víctimas, y demás personas que desearon unirse a esta efeméride para recordar un suceso que recogió en primera página DIARIO DE AVISOS.

Según relata el cronista oficial del municipio, Emiliano Guillén Rodríguez, eran las 14.35 horas, cuando el pueblo de Granadilla sufre la peor catástrofe de su historia, no sólo por el abultado número de víctimas, sino también por las circunstancias en que perecieron. En las viejas instalaciones del ex-cuartel de San Francisco, se había concentrado un estimable número de personas con la finalidad de obtener su carne de identidad, porque hasta el municipio se había trasladado un equipo del Ministerio del Interior. Se estima en unas 1.300 personas las que se encontraban en el interior del ya longevo caserón en el momento en que cede parte del corredor superior del claustro, precisamente donde se hallaban instaladas las mesas de expedición. El estruendo de los materiales y personas que cayeron al patio interior sobre los congregados desató entre los presentes una situación de incertidumbre y pánico general que degeneró en tragedia. Se activó un dispositivo de ayuda con todos los equipos médicos y voluntarios necesarios para asistir a los damnificados y trasladar a los heridos a distintos centros sanitarios. El pueblo granadillero colaboró ofreciendo sus casas, cocinas, mantas y todo cuanto dispuso.

Después de una noche larga, un multitudinario desfile de féretros y personas recorrió la arteria central de la Villa camino del cementerio de Acojeja, en el que se estimaron unas 20.000 personas las asistentes al sepelio. Tras los 50 años del suceso, el pueblo de Granadilla ha reiterado su profundo agradecimiento a todos los que estuvieron altruístamente a su lado en aquellos momentos tan difíciles.