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De izquierdas y de derechas – Por Roque Guillén

Como cada mañana en la barbería, paso mi tiempo intentando que los clientes se sientan cómodos y que salgan del local con un aspecto decoroso, que no siempre ocurre.

El público que pasa por aquí es de lo más variopinto. Nos podemos encontrar desde un amante de los triquéquidos hasta un devorador irracional de sexo telefónico.

Pero también están los esenciales: los futboleros, politiqueros y demás ambientalistas de la vida cotidiana.

Pues esta mañana, mientras deslizaba la navaja por la curtida cara de uno de los tertulianos mañanero, oía como otros dos se enzarzaban en una contienda absurda sobre cuál de los dos clanes políticos tenía los testículos mejor afeitados.

Uno decía que los de izquierda se los rasuraban con jabón de frutas y bayas, y el otro, que la derecha utilizaba el propio jugo de la fruta. Uno decía que los tenían del tamaño de un pomelo, y el otro, que los tenían como melones.

Fatigado de escuchar cuál de los dos andurriales tenía sus útiles más bellos, se me ocurrió formular una interrogación, y dije: ¿sabían qué cada vez que hay una guerra para demostrar cuál de los dos (izq. y der.) la tiene más grande, siempre son los padres e hijos del pueblo los que derraman su sangre por unos ideales con olor a negocio, mientras que los que nos han vendido todo ese rollo se frotan las manos, comen caviar y beben champán?

De pronto hubo un silencio y nos dedicamos unos minutos de reflexión.

Esto está basado en un hecho real. Pido disculpas a todo aquel que se sienta ofendido. El respeto a la sociedad es el principio del bienestar.