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Marea negra – Por Francisco Pomares

   

El debate sobre las prospecciones petrolíferas se ha instalado ya en Coalición Canaria, y parece destinado a incrementar la división en ese partido. Las declaraciones de Fernando Clavijo, secundadas por Ricardo Melchior, fueron duramente replicadas por el majorero Barragán, que aseguró que la opinión contraria a las extracciones es “unánime” en Coalición. A Barragán no parece importarle que Clavijo y Melchior le enmienden la plana. El hombre está acostumbrado a no darle ninguna importancia a los hechos.

Pero diga lo que diga Barragán, la unanimidad no existe. Coalición esta dividida en torno a dos concepciones. La de quienes creen que si va a haber petróleo es ilógico que Canarias asuma los riesgos sin sacar provecho, y la de quienes están decididos a mantener la oposición a las extracciones, más allá de lo que han dicho los tribunales. Las posiciones en un sentido u otro parecen estar condicionadas por la isla de residencia de quienes las tienen: los majoreros y conejeros siguen manteniendo una oposición radical a las extracciones, y llegan incluso a acusar a los tinerfeños de “egoísmo”, porque -dicen- Tenerife no se vería afectada por un escape en una plataforma. En Tenerife y La Palma la mayoría parece favorable a las extracciones. Con alguna notable excepción, como la de Paulino Rivero, que sigue manteniendo su apoyo a las posiciones majoreras, o la de su fiel escudero Perestelo, que cree que aceptar compensaciones por la extracción sería como dejarse sobornar. Significativamente, las posiciones enfrentadas en Canarias sobre el petróleo tienden a ser identificables con los dos grupos que se enfrentaron en el Congreso Nacional de Coalición, celebrado coincidiendo prácticamente con las manifestaciones de Lanzarote y Fuerteventura contra el petróleo. Paulino Rivero consiguió ser reelegido apoyándose en los votos de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, tras un sorprendente cambio de discurso sobre las extracciones que lo llevó incluso a reunirse con Greenpeace para proyectar lo que entonces se calificó como “una estrategia de oposición conjunta”.

Pero eso debería ser historia: los tribunales han dado la razón al Gobierno de España y a Repsol: habrá extracciones. Siendo así, la oposición frontal del Gobierno no parece demasiado sostenible. Pero Rivero no va a cambiar de criterio. Sigue necesitando a los nacionalistas de las islas de Lanzarote y Fuerteventura para afrontar su tercera nominación como candidato a la presidencia. Ese es su único juego detrás de todo este absurdo debate.