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El Palacio de Carta, uno de los últimos vestigios del antiguo Santa Cruz

   

Palacio de Carta (1864)

Lugar: Palacio de Carta y plaza de La Candelaria, en Santa Cruz (1864). Foto cedida por FEDAC. Autor: desconocido.

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | Santa Cruz de Tenerife

El palacio de Carta es la única construcción del siglo XVIII que se mantiene en pie en la actual plaza de La Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, conocida antes como plaza de la Pila, Real o de La Constitución. El palacio se encuentra justamente enfrente de la Cámara de Comercio y del monumento al Triunfo de la Candelaria. A su lado estaba antiguamente la tienda de M. Dialdas, que fuera sede del Club Inglés y donde también se ubicó la imprenta La Católica y La Hoja del Lunes. La casa de Carta cuenta con fachada de cantería, dos plantas, ático y balconadas de madera, de buen artesonado, único en su género en Santa Cruz. En el interior tiene dos hermosos patios de estilo tradicional canario. Es uno de los edificios civiles más destacados del barroco canario, si bien en su fachada se aprecian también elementos de estilo neoclásico. Fue mandado a construir en 1721 por Matías Rodríguez Carta, para residencia familiar. Se dice que fue el lugar más conocido de la ciudad durante el siglo XVIII. Ahora es propiedad del Gobierno de Canarias y el alcalde Bermúdez espera que, aunque está en venta, pueda seguir como propiedad pública y termine convertida en un centro de uso ciudadano y referente histórico, patrimonial y hasta turístico de la capital.

La familia Carta fue una de las más influyentes en los ámbitos económico y social del Santa Cruz del XVIII, aparte del destacado papel que tuvieron como mecenas de la parroquia de la Concepción, en la que aún se conserva el magnífico espacio barroco de la capilla y también el panteón sufragado por los Carta. Los expertos apuntan a que es posible que en la edificación del palacio participara el ingeniero militar Francisco de la Pierre, que había llegado a Tenerife para la construcción del muelle de la capital, ya que por esa misma fecha también se hizo cargo de varias intervenciones en construcciones civiles y religiosas.

A partir de 1853 y hasta marzo de 1881, el palacio fue alquilado para albergar la sede de la Capitanía General de Canarias y la residencia del capitán general. De hecho, allí vivió Valeriano Weyler una vez nombrado capitán general de Canarias. Tras esta etapa se destinó el edificio a sede del Gobierno Civil. Más tarde, en 1952, fue adquirido por el Banco Español de Crédito. Durante la década de los 40 el inmueble se encontraba en una situación de total abandono que amenazaba gravemente su conservación, hasta el punto de que el entonces rector de la Universidad de La Laguna, Elías Serra Rafols, propició la declaración del edificio como Monumento Nacional, en 1947, convirtiéndose así en el primer Bien de Interés Cultural de Santa Cruz y uno de los primeros de Canarias. Esta medida se justificó entonces por el hecho de que, junto al monumento de mármol a la Virgen de Candelaria, el palacio era el único vestigio que pervivía de entre los que configuraron la antigua plaza de la Pila, después de la gran transformación urbanística sufrida por la capital tinerfeña desde las últimas décadas del siglo XIX y todo el siglo siguiente, que provocó la desaparición de la mayor parte de las antiguas edificaciones tradicionales.