X
opinión>

Saber – Perplejita me hallo

   

La necesidad de información es algo que nunca estimamos en su justa medida. O nos pasamos o nos quedamos cortos. Nos pasamos cuando creemos que a todo el mundo le interesan nuestras vicisitudes intestinales, o cuando pensamos que divulgar el parte médico de una joven en coma inducido es dar una información relevante al público. Nos quedamos cortos cuando damos un dato por válido cuando en realidad con un elegante “aún no lo hemos contrastado” podríamos haber quedado como señores.

Esta semana hemos tenido un caso práctico sobre manejo de la información a raíz del desgraciado accidente de Saida Prieto en la gala de la Reina. Lo primero que aprendimos es que en un mundo smartphones y twitters no se puede ocultar nada; seguir como si nada hubiera pasado sólo sirve para aumentar la confusión y esparcir historias sin verificar.

Y como decía don Mendo del juego de las siete y media: “mas, ay de ti si te pasas / si te pasas, es peor”. Pasarse es creer, en la inocencia que da no tener la menor formación, que hacer periodismo es rebotar todo lo que uno se encuentra (o le ponen en las manos), sin analizar si es conveniente, legal o ético, o siquiera si el público necesita saberlo. Pues no, eso tiene muchos nombres, pero periodismo no es ninguno de ellos.

De cualquier forma, nada de eso es importante si se piensa que una buena chica de 25 años pelea por su vida en un hospital. Ya habrá tiempo de analizar cómo se ha informado de una tragedia así. Ahora sólo importa que Saida se recupere.