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Si yo fuera el Papa – Por Román Delgado

   

Si yo fuera el Papa, haría lo que él, Benedicto XVI: me iba a sitio seguro y tranquilo y me dedicaría a la contemplación, a la investigación y al aprendizaje, que para eso siempre se dice que el saber no ocupa lugar, o algo así creo que era. Si yo fuera el Papa, más con la que está cayendo, lluvia fina que a la larga es penetrante herida, me cobijaba bajo techo fornido, comería bien y a placer (fijo, que, si no, ya se sabe) y me dedicaría a leer y leer, a estudiar y estudiar, a pasear y pasear: a todo esto y a muchas más cosas. También a otras tareas que ahora, por educación y para no armarla, no voy a mencionar… Si yo fuera el Papa, diría de una vez, a viva voz y para que todo el mundo se enterara de mi valentía y sensatez, que sí hay que utilizar el preservativo, recomendación que haría extensiva a todo el mundo, y cuando digo a todo el mundo, es a todo el mundo, lo que incluye, claro está, a todo el mundo. Y creo que no hacen falta más explicaciones. Si yo fuera el Papa, eso que llaman papado no existiría, aunque sé que esto es otro cantar.

Si yo fuera el Papa, en la coyuntura actual, en las precedentes y en las futuras, siempre y como ha hecho Joseph, optaría por el voto de clausura, que es una de las formas de no ser el Papa o de pasar de ser el Papa, que es la otra interpretación de todo este barullo. Si yo fuera el Papa, una vez advertido que lo de ser el Papa no es la repera, diría varias cosas, a ser posible antes de elegir la clausura, que ayuden a que la gente tenga fe. Y para que eso ocurra, lo mejor suele ser decir la verdad, que, a su vez, siempre o casi siempre, resulta lo más difícil durante los papados. Si yo fuera el Papa, y siempre pensando en que tengo pocas posibilidades de resultar el elegido (¡ninguna!), utilizaría tal condición, o sea, la de líder espiritual con capacidad para alentar a las masas y levantarlas contra toda esta mierda, para agitar el polvo y así proceder a una limpieza a fondo, a un eficaz zafarancho que, a ser posible, procuraría que fuera mejor que los de Urbaser en Santa Cruz. Si yo fuera el Papa, entendería que Joseph Ratzinger, que está mayor y tiene sus achaques de salud, haya decidido elegir mejor vida rodeado de libros y espiritualidad. Si yo fuera el Papa, seguro que hubiese hecho todo lo posible para quitar el papado, que es, por cierto, a donde quería llegar. Y no lo hago por llevar la contraria: es obra de fe.

@gromandelgadog