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Trampas – Por Francisco Pomares

   

Cada vez son más frecuentes los rumores entre funcionarios y empleados públicos de todas las administraciones sobre falta de liquidez en la tesorería y retrasos en las fechas de pagos. En los ministerios de Economía y Hacienda, lo que de verdad preocupa es el gasto. Y es razonable: el Estado podría caer en bancarrota si no consigue frenar su propio déficit. Pero no pueden seguir subiéndose los impuestos eternamente. Especialmente los que pagan las mayorías.

Porque -a pesar de lo que nos dicen-, el problema no son los ingresos: en diciembre pasado, el Estado batió todos los récords históricos de recaudación fiscal. Los ingresos de diciembre de 2012 triplican los de diciembre de 2011. Y eso lo que significa es que o alguien está haciendo trampas con las cuentas para cuadrar el déficit próximo al seis por ciento que nos exige Europa, o el Estado está estrujando sin misericordia a los contribuyentes que le quedan hasta sacarles la última gota de zumo. O quizá ambas cosas.

Algunos analistas económicos consideran que hay tongo, que lo que ocurre es que el Gobierno ha retrasado el pago en la devolución del IRPF para mejorar sus cuentas. Es cierto que las devoluciones del IRPF cayeron más de quince puntos en los tres últimos meses del año, y que son muchos los ciudadanos que empezaron a cobrar lo que Hacienda les debía de su declaración de 2011 sólo a partir del pasado mes de enero. Eso inflaría el saldo entre ingresos y devoluciones y alimentaría la idea de que la recaudación subió en 2012, a costa de tener que bajarla en 2013.

Sea así o no, el hecho es que la presión fiscal se ha disparado en España en los últimos años, mientras que el Estado sólo reduce algunos de sus gastos. Que Hacienda apriete las tuercas a una Administración manirrota está bien. Pero no estaría de más esperar que las palabras se conviertan en hechos y las propuestas de reducción de gasto público comiencen a significar algo que no sea más pérdida de empleos donde más falta hacen. Si se trata de introducir cierta ejemplaridad en el uso de los recursos del Gobierno, ahora que en todas partes toca apretar el cinturón, no vendría mal que el PP recordara sus promesas electorales y evitara que se sigan tirando recursos que se detraen del presupuesto social. Porque es falso que la crisis afecte a todos por igual. Y seguir aumentando la carga fiscal sobre las costillas y los bolsillos de los ciudadanos que aún tienen trabajo y contribuyen, no es de recibo.