Dicen que el petróleo es más antiguo que el turismo, ya que la gea fue anterior a la vida pero la existencia en la naturaleza de los yacimientos de petróleo y gas, definidos como hidrocarburos, depende de la concurrencia de varios elementos y factores en el tiempo geológico. Entre ellos la acumulación masiva de sedimentos orgánicos, la existencia de un almacén donde se acumulan el petróleo y el gas natural, y un sello que los mantiene taponados. En consecuencia cuando hay interés en explorar estos hidrocarburos se hace necesario disponer de de una alta tecnología para realizar estudios geofísicos, y entre ellos los sísmicos. Si se quieren localizar los yacimientos hay que perforar y realizar sondeos. Toda esta parafernalia debe ir acompañada de lo que se llama estudio de impacto ambiental para conocer que la exploración, primero, y la producción, después, resultan viables desde las perspectivas técnica, económica y medioambiental. De esta manera la sociedad en su conjunto sabrá lo que supondrá llevar a cabo estas operaciones: exploración e investigación, primero, y explotación después, en su caso.
Como el debate está abierto por culpa del petróleo y del gas natural hace falta aportar ciertas consideraciones al respecto. Así saldremos de dudas después de oír manifestaciones de responsables empresariales de Canarias, tanto de Tenerife como de Gran Canaria, cuando apuestan por las catas de petróleo en las costas de algunas islas de Canarias, en Lanzarote y en Fuerteventura. Por eso hay que empezar con el asunto de las competencias y de las definiciones del territorio de Canarias, de las islas y del archipiélago. Y acudir a la Constitución española de 1978 y al Estatuto de Autonomía de Canarias de 1982, a la ley del sector de hidrocarburos de 1998 y a su reglamento. No obstante, lo importante es apostar con conocimiento de causa por el turismo y/o por el petróleo.
Algunas cuestiones similares las he tratado en otros artículos y me refiero en particular al que titulé: “Petróleo, gas, sol y viento”. Cuatro elementos que tomados de dos en dos generan productos singulares. Está claro que cuando de combinan sol y viento sale turismo, y cuando se mezcla petróleo y gas sale hidrocarburos. Otra cosa resulta cuando se combina petróleo y sol o gas y viento. Entonces me vino a la cabeza la explicación que hace algunas décadas nos manifestó un profesor venezolano, de grato recuerdo, Gerardo Budoswky, cuando analizaba la relación entre naturaleza y turismo en su cátedra de Ecología en la Universidad de La Paz de Costa Rica. Planteaba las tres situaciones que se podrían dar: a) la coexistencia, en la que cada una de las materias va por su lado, b) la simbiosis, situación idónea para la naturaleza y el turismo cuando van de la mano, y c) el conflicto, nada deseable, en la que se enfrentan y puede suceder el caos. En nuestro caso de Canarias, donde participan turismo y petróleo, podríamos aplicar el planteamiento del profesor Budoswky pero antes de tomar una decisión les invito a analizar el impacto ambiental y ecológico del petróleo en el sector del turismo.
En diciembre pasado, después de celebrar los 40 años del Loro Parque, tuve una interesante reunión con el empresario y presidente de la Fundación Loro Parque, Wolfgang Kiesling, para hablar del futuro de Canarias. En un momento dado me preguntó: ¿Has pensado Isidoro en lo que sería de Canarias si no hubiese turismo? La verdad es que me dejó flotando.
Lo mismo me sucede ahora, cuando escucho voces autorizadas en la cúpula empresarial canaria apostando por las catas petrolíferas de la Repsol. ¿Son compatibles turismo y petróleo? ¿Hay concurrencia de intereses? ¿Es que los empresarios están pensando en compensaciones económicas para que les garanticen rentas razonables a sus inversiones turísticas? ¿Se fían del gobierno? ¿No saben las barbaridades retroactivas que el Gobierno español de turno (tanto PSOE como PP) ha cometido con las empresas españolas y foráneas que apostaron por las energías renovables, desde 2007 para acá, y la consiguiente inseguridad jurídica que ello ha ocasionado a todos los niveles? ¿Dónde encontramos la responsabilidad ética del gobierno español, que cambia de marco jurídico cuando le conviene al ministro de turno? No seamos ingenuos.
No podemos vendernos por un plato de lentejas. Hay que ser serios y sobre todo muy inteligentes.