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Alarma vecinal en Chamberí por las antenas de telefonía móvil

   

ANTENAS TELEFONIA CHAMBERI

Algunos vecinos achacan la falta de unión a que los propietarios cobran por tener instaladas las antenas. / JAVIER GANIVET

YAZMINA ROZAS | Santa Cruz de Tenerife

Muchos vecinos del barrio santacrucero de Chamberí están preocupados por la alta cifra de personas que padecen cáncer en la zona y el número de fallecimientos en los últimos seis años debido a esta enfermedad. Temen que puedan deberse a los efectos negativos de las antenas de telefonía móvil que hay en el lugar. Y es que en un barrio relativamente pequeño se pueden contabilizar hasta diez antenas visibles. Así lo explica, Esther Morales, quien se crió en la zona y ahora tiene un allí un negocio.

En un primer cálculo, esta vecina contabiliza hasta 17 personas enfermas de cáncer en la actualidad y 26 que han muerto por esta dolencia en los últimos años, la mayoría hombres mayores de 50 años. Esther vive ahora en otro punto de la Isla, pero sigue teniendo su negocio en Chamberí y recuerda que cuando vivía aquí “nos levantábamos con pesadez y dolor de cabeza, y cuando nos mudamos se nos fue”. Apunta que también hay muchos casos de gente con depresión y otras molestias.

SOSPECHA

“La gente del barrio piensa que todo se debe a las antenas. Lo comentan, pero no hay piña y a algunos no les interesa porque las tienen instaladas en sus casas y cobran por ellas”, afirma. Por ello no hay en marcha ninguna movilización o acción de rechazo y protesta contra estas infraestructuras, como sí se plantearon hace unos años. Recuerda que un vecino del lugar, que tenía una antena en su propio bloque, comenzó a recoger firmas y hasta contrató a un abogado para luchar contra este problema, aunque al final terminó mudándose y abandonando este proyecto ante la falta de respaldo. Esther se queja de que las asociaciones de vecinos del barrio no están implicadas y de que no se preocupan por esta situación.

No es la única vecina que opina así. El hermano de Lucía murió de cáncer: “un hombre saludable, que ni bebía, ni fumaba, y en dos años se enfermó y murió”, recuerda. No se atreve a asegurar que sea por las antenas de telefonía, pero sí afirma que hay preocupación entre los residentes del barrio y que achacan las enfermedades a estas instalaciones, porque “la gente enseguida enferma y muere”.

FALTA DE UNIÓN

Al igual que Esther, Lucía echa de menos que los vecinos estén más unidos para “levantarse y hacer algo”. “Es un barrio pequeño pero los vecinos son desunidos”, enfatiza esta vecina de 80 años. En esta misma línea habla también Genoveva, que con 73 años se queja de la falta de unión que existe entre los residentes del barrio. “Estamos descontentos con esas antenas, porque además hay un colegio al lado de una. Lo hemos hablado los vecinos pero no hay unión”, recalca Genoveva.

El padre de Santiago, otro de los habitantes del barrio, también murió de cáncer. Su hijo opina que “en las enfermedades del barrio y tantas muertes, algo tiene que haber”. Aañade que, en su opinión, las antenas están detrás de todo esto porque “donde más muertos y enfermos hay es precisamente donde están cuatro antenas casi pegadas”, en la zona del polideportivo.

Santiago lamenta, al igual que el resto de los vecinos mencionados, que los habitantes del barrio no se unan para luchar contra este problema. “Unos creen que es por las antenas y otros no, y, además, a la asociación no le interesa nada de esto y se despreocupa del barrio”, afirma.

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Planmocan, a disposición de la gente

Para la Plataforma de Afectados por las Antenas de Telefonía Móvil de Canarias (Planmocan), la relación entre estas instalaciones, el cáncer y otras enfermedades está más que clara y “reconocida por numerosos estudios que se han hecho”, desde organismos como el Parlamento europeo o la Organización Mundial de la Salud, explica el presidente de esta plataforma, Antonio Porras. “Organismos que, además, recomiendan que se disminuya la potencia de emisión de estas antenas y que se aumente su distancia respecto a los núcleos de población”, apunta.

Porras señala que está demostrado “y estudiado de forma sistemática” que estas infraestructuras pueden provocar malestares generales, dolores de cabeza e insomnio, lo que se asocia a la aparición de depresión y otros trastornos. Además, “está muy calculado -continúa explicando- que en una zona de influencia de una antena la aparición de cáncer en una persona se adelanta ocho años y que el número de cánceres que aparecen se multiplica por cuatro”, sostiene.

Antonio Porras aconseja a los vecinos de Chamberí que se informen sobre este problema y, para ello, puso la plataforma a su disposición. “En El Sobradillo tenemos la base de operaciones, en la Asociación de Vecinos 7 Islas, y el primer viernes de cada mes realizamos una reunión con gente de muchos puntos”.

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