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Arístides, agricultor: “Mi abuelo me enseñó que puedo vivir de la tierra”

   

EUGENIA PAIZ | Santa Cruz de La Palma

ARISTIDES AGRICULTOR LA PALMA

Arístides Hernández. / DA

Toca reinventarse. En ese tortuoso camino lo tienen más fácil gentes como Arístides Hernández, 31 años, técnico de la construcción hasta el año 2009 y actualmente un emprendedor del sector primario que lo tiene claro: “Mi abuelo me enseñó que puedo vivir de la tierra. Siempre me decía que el que vive en la ciudad come lo que puede, pero el que vive del campo come lo que quiere”.

Aprovechando las tierras de su familia y con la inversión personal de sus madrugones diarios de lunes a domingo, y jornadas de trabajo muchas veces de más de 12 horas, ha conseguido “ser mi propio jefe”. Autónomo en régimen agrario, Arístides comercializa hasta 25 cultivos de hortalizas y verduras. Su producción se distingue dentro del primer agromercado de Residuos Cero de Canarias.

“Esta es una forma de vida; no tiene un horario establecido, no hay una nómina a fin de mes, hay siempre, producción y lo que ganes dependen de la intensidad del trabajo, pero no conozco ni a un solo agricultor cuya familia no tenga una renta digna para vivir”.

“Hay poco trabajo en la construcción aquí, pero sí en otros paises como Brasil, Chile, Panamá, pero mi elección es vivir de la tierra porque me he dado cuenta de que hay que elegir entre vivir en el sistema consumista o aprovechar la crisis como una oportunidad”.“No quiero sentirme controlado por el sistema y creo que esa es una lección que me ha enseñado la crisis: No tenemos por qué estar sometidos”. Es gratificante oírle, como un soplo de aire fresco, de optimismo, en un océano de desesperación y pesimismo por la actual crisis.

“Me gusta lo que hago; cuando estás trabajando por cuenta ajena vives estresado por cumplir unos objetivos, es una lucha constante que te lleva siempre al mismo camino, el estrés”. Arístides espera en unos meses el nacimiento de su primera hija y está dispuesta a mostrarle un futuro distinto, un horizonte de oportunidades en el entorno de medianías donde nació, creció y ha creado su familia. Explica cómo se dan contradicciones con la aparición de esta larga e inagotable crisis: “Antes la tierra era sagrada, quien la tenía la cultivaba, ahora hay tanta tierra abandonada que sus dueños te piden que la trabajes a cambio de nada, solo para verla limpia”.

Preguntado por lo que exige a la clase política para que se dé un impulso a las medianías, se salta los inconvenientes de la lenta Administración pública y la falta de imposiciones fiscales que otros piden para los productos importados. Señala que “esto no depende sino de que los palmeros consuman lo nuestro”.